Fracasa el programa para atacar rezago educativo en la ribera

Calculan más de 20 mil personas, mayores de 15 años que no tienen algún grado educativo.

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Al menos en 100 comunidades de Othón P. Blanco y Bacalar, los programas para leer y escribir están abandonados. (Carlos Castillo/SIPSE)
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Carlos Castillo/SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.- El programa para combatir el rezago educativo ha fracasado en las comunidades de la ribera del río Hondo, donde se calculan más de 20 mil personas, mayores de 15 años que no tienen algún grado educativo, entre Othón P. Blanco y Bacalar.

Paulino Lucero castro, dirigente de la Central Campesina Cardenista (CCC), consideró el Instituto Estatal para la Educación de Jóvenes y Adultos (IEEA), a cargo de Candelaria Raygoza Alcocer, no ha hecho un buen papel porque en al menos 100 comunidades en ambos municipios los programas para leer y escribir están abandonados.

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“No hay cursos de capacitación, ni formulación de exámenes para concluir algún grado educativo, principalmente de secundaria e inclusive ha renunciado a los pocos promotores que tenían en las comunidades rurales”.

El líder campesino explicó en la comunidad de Maya Balam, Kuchumatan, Caanlumil y San Isidro La Laguna, más del 80 % de su población, no tienen ningún grado de estudios y a pesar que desde hace muchos años fueron nacionalizados, nadie se ha preocupado por alfabetizarlos.

“Inclusive en las comunidades limítrofes con Campeche que comparten ambos municipios, es el IEEA de Campeche es el que está alfabetizando a nuestra gente, tiene aulas donde imparten cursos para la presentación de exámenes”

Al respecto, Andrés Sotelo Montes, ex promotor del IEEA en la comunidad de Allende señaló que como promotor, ganaba mil pesos mensuales, sin embargo le pagaban fuera de tiempo, pese a que tenía un grupo de más de 30 personas que estaban estudiando la primaria y secundaria

No obstante, desde hace cuatro meses aproximadamente, cuando llegó Candy Raygoza al Instituto lo obligaron a firmar su renuncia, a pesar de contar con más de cinco años combatiendo el rezago educativo.

“Abandone mis alumnos, no sé qué pasara con ellos dejaron de pagarme y de repente me dijeron que ya no trabajaría, que el programa se había suspendido, por lo que me quede con el montón de exámenes, no sé qué pasara con esa gente que quería terminar sus estudios, es una pena porque trabajábamos sin apoyo, y ni así nos valoraron, teníamos muchas veces que poner exámenes en las esquinas, o en los parques e inclusive sobre las piedras”, puntualizó.

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