Carlos Castillo/SIPSE
RÍO HONDO, Q. Roo.- Los cerca de 150 kilómetros de la ribera del río Hondo, frontera natural entre México y Belice, en el sur del Estado, son la principal zona de tráfico, se pueda pasar desde mercancía, cerveza, ganado, drogas, armas hasta personas.

Los puntos donde se realizan dichas actividades ilícitas, de manera cotidiana, son en la comunidad de Francisco Botes, Calderón, Álvaro Obregón, La Unión, Ramonal, Cocoyol, Palmar, por mencionar algunas.

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Su principal característica es la cercanía, no solo con el Río Hondo, sino con la carretera Federal, Chetumal-Unión, lo que facilita el transporte y trasiego de infinidad de productos, pero sobre todo la nula presencia de elementos de la Policía.

La gente más longeva de estas comunidades, comentan, con bastante precaución, para evitar meterse en problemas que hace algunos años, en la comunidad de Sac-Xan, Ramonal,  y Allende había partidas de la Secretaría de Marina Armada de México (Semar), sin embargo fueron abandonadas.

Además el campamento de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Ejercito Mexicano, en la comunidad de Pucté y La Unión cada vez tiene menos presencia y sobre todo menos participación.

“Mandan soldados ahí, porque sí hay, pero si pasa algo ellos no se meten porque no tienen capacidad de respuesta, nos dicen que son los policías los primeros respondientes, es lo mismo si están o no”, comentó Don Juan, quien tienen más de 60 años viviendo en la ribera del río Hondo.

En una visita realizada a las comunidades antes mencionadas y se logró constatar el trasiego de mercancía que se realiza a plena luz del día, en algunas zonas existen campamentos donde además de mercancía se resguarda zacate para pasar al lado beliceño, a cualquier hora del día.

Los campamentos están enclavados entre manglar y zonas de sabana de la ribera, considerados como puntos ciegos, por el difícil acceso, y vigilados solo por quienes tienen intereses. Se observan embarcaciones menores, con motor, recorrer todos los días las zonas marcadas como ‘campamentos’.

Hay camionetas, plenamente identificadas por los lugareños que se encargan del trasiego de mercancía, de uno a otro lado, sin ninguna revisión.

Este medio informativo logró documentar como los beliceños, incluso, cargan su mercancía en conocidas tiendas de los pueblos y luego las descargan en la orilla de río para llevar a su lugar de origen.

Asimismo se logró captar como una persona, vestidos como campesinos, traen armas al lado mexicano e intentan venderlas en las tiendas locales.

Las autoridades ejidales y delegados de comunidades, donde se realizan actos delictivos a plena luz del día, se negaron a proporcionar información al respecto, argumentando que no quieren problemas.

La subdelegada de la comunidad de Álvaro Obregón, Judith Cervantes Granado comentó, que si bien esto del tráfico todos lo saben, no representa un perjuicio para su comunidad, “Son gente que viene compra sus mercancías, y se va, no se quedan a delinquir ni causar problema, al menos en esta comunidad no”, refirió.

A finales de 2016, el embajador de México en Belice, Carlos Quesnél Mélendez, reconoció que en la frontera natural entre ambas naciones se utilizaba para el trasiego de mercancía, ganado, armas e incluso personas.

A principio de ese año, Novedades Chetumal, documentó que para cruzar de lado beliceño en lancha, solo cuesta un dólar beliceño, y no existe autoridad migratoria que pida la documentación.