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Miles Teller y J.K. Simmons encarnan a Andrew y Fletcher en todo el sentido de la palabra. (Redacción/SIPSE)
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Por Rafael R. Deustúa

“Whiplash: Música y Obsesión” es uno de los filmes con menor recaudación de taquilla que ha sido nominado al Oscar, apenas 135 mil dólares el fin de semana de su estreno y actualmente, gracias a su nominación, ya se acerca a los diez millones de dólares. Abrió sólo en seis salas de cine, un mes después estaba en 419 pantallas, sólo en EUA. Todo ello habla de cómo una cinta menor, pero sólida, rodó hasta la gloria de Hollywood.

Su estatura, corpulencia y nariz rota dan a Andrew el aspecto de un boxeador, aunque en realidad es un talentoso y comprometido estudiante de batería de jazz en la más prestigiosa escuela de Nueva York. Ahí lo toma bajo su tutela Fletcher, un profesor de música que parece sargento del ejército y está dispuesto a exprimir a los alumnos hasta que sangren, literalmente.

Un joven talento, Damien Chazelle, es también responsable de escribir y dirigir “Whiplash”, aunque no es su primer largometraje (Gran Piano, 2013). Como todo novato se vió con un presupuesto limitado y póco tiempo de rodaje -3.3 millones de dólares y 19 días; nada para Hollywood- para contar una historia que presentó como cortometraje en el Festival de Sundance 2013. Y, como todo principiante, se comprometió a sacar jugo de cada dólar y minuto que tuvo y conseguir una cinta histórica.

Ya otras películas hablaron de la obsesión artística o de las relaciones maestro-alumno, pero pocas logran ser tan expresivas con tan pocos recursos. Chazelle supo explotar a sus actores al encuadrarlos con tomas y lenguaje visual que destacaran su expresividad, permitiéndonos -en varios momentos- “leer” la mente de Andrew o Fletcher tal como si fueran amigos nuestros. Además, hasta el último momento logra dar giros argumentales excelentes.

La música, a partir de clásicos de las grandes bandas de jazz, se acomoda a la perfección con la ambientación y ayuda a narrar la historia.

Miles Teller y J.K. Simmons encarnan a Andrew y Fletcher en todo el sentido de la palabra, dando a sus personajes volumen y una sensación de veracidad. Teller rompe con el villano que le vimos en “Divergente” para mostrar un personaje contrastado y obsesivo, pero coherente. Simmons rememora tanto al sargento de “Full Metal Jacket” como al difunto músico Lou Reed, pero es sobretodo Fletcher, un amante de la música sin escrúpulos.

Esta es la verdadera contendiente al Oscar a mejor película en oposición a “Birdman” y ambas muy por encima de “Boyhood”.

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