“Deseo de Matar”, mala pero disfrutable

La comercialización de la clásica “Vengador Anónimo” es un insulto, pero bastante entretenido.

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La dirección de Roth es sobretodo efectiva, mezclando bien la acción y el humor. (Contexto/Internet)
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Por Rafael R. Deustúa

Durante los setenta los estadounidenses procuraban no salir de casa por la noche, pues todas las ciudades grandes padecían una ola de violencia terrible; la economía estaba mal y las autoridades no inspiraban ninguna confianza -como México hoy en día-. Por eso cuando salió “Vengador Anónimo” (Death Wish) la audiencia aplaudia cada que su protagonista asesinaba un criminal. El filme reflejó los sueños de la gente.

Hoy en día las cosas son muy distintas en EUA, por ello el protagonista Paul Kersey ya no es un ex-militar pacifista, sino un cirujano que vive en una burbuja de felicidad aislado del mundo hasta que unos criminales entran a robar su casa, asesinan a su esposa y dejan en coma a su hija. Impotente y desesperado por policías que parecen no investigar el caso, el destino pone en sus manos una pistola y una pista para iniciar su venganza.

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El libreto de Eli Roth y Joe Carnahan está correctamente actualizado, pero ello implica que deja fuera elementos indispensables de la cinta original. Aquella era un drama brutal de impotencia y desesperación, éste es más cercano a una comedia de acción porque la realidad de EUA es otra y las exigencias del público también. Su desarrollo es como “John Wick” o “Taken” (Liam Neeson iba a estelarizar “Deseo de matar” hasta que se dieron cuenta que es su receta de la última década), que han probado su éxito pero siguen una fórmula.

La dirección de Roth es sobretodo efectiva, mezclando bien la acción y el humor e incluso dotando de cierto drama cuando es necesario, sin embargo todo lo hace más a la manera ligera de un programa de televisión que con la profundidad que el cine exige. Algunas de sus escenas son demasiado “armadas” en el sentido de que el héroe siempre encuentra lo que necesita para sacarlo del apuro.

Bruce Willis es al mismo tiempo un acierto y un error como el protagónico, es bueno por el carisma y dureza que ha proyectado en toda su carrera; por otro lado con frecuencia parece John McClane y “Deseo de Matar” suena a “Duro de Matar”. Elizabeth Shue tiene un rol olvidable como su esposa; Camila Morrone como la hija sólo cumple; Vincent D'Onofrio trata de ser el Pepe Grillo de la cinta, pero Dean Norris y Kimberly Elise son un excelente complemento para Willis.

Si se trata de compararla con la original, ésta cinta pierde, pero es porque ahora hicieron un producto comercial a propósito -la otra fué un éxito inesperado-. Tomándola sólo como entretenimiento es una buena cinta de Bruce Willis.

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