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Educar a los hijos con una mentalidad de crecimiento, puede ser de gran ayuda para su éxito en el futuro. (soyentrepreneur.com)
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CANCÚN, Q. Roo.- El Día del Padre es un buen pretexto para reflexionar sobre la influencia que éstos han tenido en la formación de personas que hoy conocemos como exitosas; claves que los papás quintanarroenses pueden intentar adoptar para lograr que sus vástagos sean personas triunfadoras.

Cualquiera que tenga hijos, o espere tenerlos, quiere que no se metan en problemas, que les vaya bien en la escuela y que hagan cosas increíbles en el mundo profesional. Aunque no haya una receta para criar hijos exitosos, una investigación ha resaltado algunos factores útiles que predicen el éxito, afirma Drake Baer, en su artículo publicado en el portal web soyentrepreneur.com.

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A continuación, los siete factores determinantes para criar hijos exitosos:

1.- Altas expectativas. Usando los datos de una encuesta realizada a 6 mil 600 niños nacidos en 2001, el profesor Neal Halfon y sus colegas descubrieron que las expectativas que los padres tenían de sus hijos tenían un gran efecto en sus logros. 

Esto también tiene que ver con el Efecto Pigmalión, el cual establece que lo que una persona espera de otra puede influir en su rendimiento. En el caso de los niños: viven para cumplir las expectativas de sus padres.

2. Un estado socioeconómico más alto. Trágicamente, muchos crecen en pobreza, una situación que limita severamente su potencial. Actualmente se está volviendo más extremo. Según un estudio de la Universidad de Stanford, las evaluaciones de los niños con más dinero salen mejor que las de los que no cuentan con muchos recursos.

3. Niveles educativos altos. Un estudio de 2014 realizado por la Universidad de Michigan dice que los padres que terminan la escuela crían a niños que también lo hacen. En cambio, los que nacen cuando la madre tiene 18 años o menos, tienen más dificultades para lograrlo.

Un estudio de la Universidad Bowling Green afirma que el nivel educativo de los padres cuando el niño tiene ocho años produce significativamente el éxito profesional y educativo de éste 40 años después.

4. Habilidades académicas prematuras. Un meta análisis de 2007 realizado a 35 mil niños de preescolar en Estados Unidos, Canadá e Inglaterra dice que desarrollar las habilidades matemáticas de los estudiantes anticipadamente puede ser una gran ventaja.

5. Ofrecer un mejor cuidado. Un estudio de 2014 realizado a 243 personas de bajos recursos indica que los niños que fueron bien cuidados en los primeros tres años no sólo tenían un mejor rendimiento en sus exámenes académicos, sino que tenían relaciones más sanas y grandes logros a sus 30 años. Darles cariño proporciona una base segura para explorar el mundo.

6. Evitar el tiempo perdido con los niños. De acuerdo con una nueva investigación del Washington Post, el número de horas que las mamás pasan con sus hijos entre los tres y 11 años hace muy poco para predecir el comportamiento, bienestar y logros de éstos. De hecho, entre más los sofoquen tienen menos probabilidades de éxito.

Existe también el contagio emocional, el cual indica que es posible que los hijos se contagien del estado de ánimo de los padres. Si están felices los otros lo estarán, si están cansados o frustrados, pueden transferirlo a sus hijos.

7. Enseñar una mentalidad de crecimiento. Durante décadas, la psicóloga Carol Dweck ha dicho que los niños (y adultos) ven el éxito de dos maneras:

  • - Una “mentalidad fija” asume que nuestro carácter, inteligencia y habilidad creativa son cosas que tenemos y que no podemos cambiar de una forma significativa. Luchar por el éxito y evitar el fracaso a toda costa.
  • - A una “mentalidad de crecimiento” le gusta el reto y ve el fracaso no como la evidencia de no ser inteligente, sino como una forma de crecimiento y de expandir las habilidades existentes.

Si se les dice que salieron muy bien en el examen debido a su inteligencia innata tendrán una “mentalidad fija”. Si les va bien debido al esfuerzo eso les dará una “mentalidad de crecimiento”.

Así que cuando felicites a tus hijos no lo hagas porque fueron inteligentes, sino por su gran esfuerzo.

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