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Agencia
CANCÚN, Q. Roo.- ¿Te ha pasado que si amanece y en lugar del acostumbrado calor matutino, propio del Caribe mexicano, te encuentras cubierto del cuello a los pies por una sábana, es más difícil despegarte de la cama y además te deja ‘bajoneado’ anímicamente?

La genética, el estado de salud general y la presencia de alguna enfermedad o patología influyen en cómo nos afecta el estado del tiempo, informa el portal web del periódico argentino Clarín. 

“Evolutivamente, nuestras defensas responden ante los cambios con un mayor empeño del sistema hormonal, pero cuando ocurre una variación brusca en la temperatura, la presión o humedad, el organismo acusa estos excesos, lo que dispara el riesgo de accidentes cardiovasculares y cerebrales, crisis asmáticas, melanomas, alergias, cólicos renales y trastornos anímicos, entre otros”, explica a Quo.es el psiquiatra Antoni Bulbena, responsable del Servicio de Psiquiatría del Hospital del Mar de Barcelona, España.

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La licenciada Carmela Rivadeneira, del Centro de Terapia Cognitivo Conductual y Ciencias del Comportamiento (CETECIC), explica que “se sabe que el clima frío retrasa el metabolismo. Es por eso que, en invierno, uno termina de comer y tiene muchas ganas de irse a dormir y el ánimo baja un poco, se torna más alicaído. En cambio, en verano el metabolismo está más acelerado: en general, el ánimo mejora y la gente se motiva a realizar ejercicios al aire libre”.

Por otro lado, hay investigaciones que vinculan un aumento de las urgencias psiquiátricas en días nublados o lluviosos, así como un crecimiento de los delirios con una humedad superior al 60% y los trastornos obsesivos compulsivos con temperaturas que superen los 30ºC.

“Se sabe -aunque también es difícil de probar- que existe un cambio anímico en el momento previo a las tormentas. Aparentemente, hay un fuerte aumento del ozono y de los iones negativos del aire antes de una fuerte tormenta y esto se percibe notoriamente en la inflamación de los músculos, en los huesos, en los bronquios y en el ánimo. Esto suele provocar irritabilidad”, dice Rivadeneira.

Estados de ánimo ‘climáticos’

En relación a la influencia de los cambios climáticos en el estado de ánimo, la experta explica que pueden detectarse algunas generalidades:

* Los días de lluvia pueden provocar tristeza en algunas personas. Si estos días se extienden demasiado, podrían eventualmente provocar cierta depresión, sin llegar a un diagnóstico, pero sí un ánimo muy caído.

* Las altas temperaturas generan cierta euforia, pero si la persona está en una alberca o en el mar, definitivamente la pasará mejor. Por el contrario, las altas temperaturas sin agua cerca, también provoca bajones, sobre todo, relacionado a la pérdida de sal y baja presión, por lo que, en esos casos, el fenómeno es psicofísico; cuando hace mucho calor también notamos que las personas están más susceptibles e irritables.

* Los vientos fuertes son muy incómodos. Cuando uno está en la playa y el viento se torna insoportable, suele provocar mucho malestar y mal humor.

* El frío intenso, en un comienzo, provoca hiperactividad (como un intento de entrar en calor) y, si persiste y no hay modo de abrigarse, provoca sueño y bajones de ánimo.

De todas maneras, la licenciada aclara que todas estas características estás sujetas a gustos y costumbres y están muy relacionadas al confort: “Hoy por hoy, una persona puede decir que le encantan los climas muy fríos, pero porque puede estar calientita en su casa. No diría lo mismo una persona cuya casa es una heladera”.

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