Aquí soy feliz, he recibido un trato increíble: Chayanne

El intérprete de Tiempo de Vals se ‘derritió’ ante sus fans en el escenario del estadio Beto Ávila.

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El cantante puertorriqueño Chayanne deleitó a sus fans de Cancún el jueves pasado. (José Luis Soto/SIPSE)
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Alejandra Flores/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- ¡Gracias por recibirme con este calor!, dijo Chayanne y los gritos no se hicieron esperar, ahí estaba él, todo vestido de negro, con esa figura de bailarín y la franqueza de una sonrisa capaz de arrancar suspiros y alborotar a las miles de fans que, desde la primera y hasta la última fila, corearon sus canciones y bailaron al ritmo de su música.

Para entonces se habían olvidado de la espera, las puertas se abrieron después de las 8, una hora más tarde de lo previsto, así que las filas bordearon la periferia del estadio Beto Ávila, donde lucía, imponente, el escenario: pantallas gigantes, luces con robótica, escalinata y desniveles para que cada uno de sus nueve músicos ocupara su sitio, y lo suficientemente amplios como para que sus ocho bailarines hicieran lo suyo: seducir al público con la precisión de la música y el arte del cuerpo en movimiento.

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A las 9:38, las luces del estadio se apagaron y comenzó la magia, “¡Esta noche es de ustedes!, ¡Ustedes mandan y yo obedezco!”, dijo Chayanne y una nueva ola de gritos pobló el ambiente. Una lluvia de rosas frescas recibió al cantante en sus primeras canciones, y así continúo por el resto de la velada, dos horas de un concierto de primera línea con un común denominador: la alegría.

Grupos de amigas con camisetas de uno, dos, cinco, veinte clubs de fans, familias dispuestas a acompañar la música con una marquesita, un kibi, churros, elotes o los tradicionales esquites. También estaba abierto el bar, y el calor estimulaba el consumo de bebidas espirituosas, particularmente en el área diamante.

De las gradas, poco a poco la gente fue bajando, reacomodándose para tener un mejor punto de vista, porque era espectacular lo que sucedía en escena, luces formando líneas cenitales, pantallas con patrones de color y movimiento, con imágenes de Chayanne o alguno de sus videos, con la proyección de detalles coreográficos, primeros planos de la expresión de un cantante cuyo contacto con el público se torna tan cercano, que lo mismo abraza los osos de peluche que le llegan de regalo, que besa las rosas que alcanza a atrapar en el aire.

“Desde que tenía 10 años los amo”

“¡Mucha ropa! ¡Mucha ropa!”, grita Chayanne mientras se despojaba del saco, ya empapado. Sonriente y divertido se quitaba el sudor de los ojos pero la transpiración insiste al punto de escurrirle por los codos. Todo él es una sopa, una sopa sonriente y bailadora. 

"Aquí soy feliz, he recibido un trato increíble, gracias Cancún, gracias México"

“Mil disculpas por quitarme el saco, pero hace mucho calor”, dice el cantante y remata: “Me encanta México, es tan grande que tienen las cuatro estaciones del año en todo el país. Aquí soy feliz, he recibido un trato increíble, gracias Cancún, gracias México. Desde que tenía 10 años los amo y de eso hace ya… como 17 años”, bromea, mueve la cabeza, sabe que ya está rayando los cincuenta años y que es la misma edad de su público, por eso levanta coqueto la mirada y dice “aunque estoy viendo muchas niñas”, y las mujeres de cada butaca sonríen.

“Es muy especial venir a cantar a México, esta gira que empezó en enero está casi concluyendo aquí, en Cancún, donde me han tratado siempre tan bien. Y es que a veces, cuando estás en el estudio, sientes un poco de incertidumbre, no sabes qué va a pasar, pero luego ustedes toman las canciones y las ponen no sé, cuando están en un café, o en un verano caliente, como éste. Ustedes hacen que las canciones suenen”

Pidió por la tolerancia y la paz

Después de interpretar “Completamente enamorado”, el cantante se puso un poco serio y dijo: “Quiero pedirles un favor, que me regalen un pensamiento, un segundo para que juntos pidamos por la tolerancia, por el amor y el respeto, por la paz, para que el mundo sea como este mar que tienen, tranquilo y transparente”. 

"...Un segundo para que juntos pidamos por la tolerancia, por el amor y el respeto, por la paz, para que el mundo sea como este mar que tienen"

Cuando Chayanne salió del escenario, el público aguardó en su sitio y surgió un solo gritó “¡To-re- ro! ¡To-re-o!”, entonces las luces se apagaron y después del silencio, y con un último cambio de vestuario, regresó el cantante a escena para ofrecer tres temas más. Un cierre tan espectacular como su cuerpo de baile y sus cambios de ropa, como el juego de luces que dibujó la palabra Chayanne a ritmo de percusiones.

Mientras el público se preparaba para salir del estadio, vino la pirotecnia, un regalo de los organizadores que pintó el cielo con estelas doradas. Brillos efímeros de una noche memorable. 

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