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Agencia
MÉXICO, D.F.- Contrario a lo que parece, trabajar en un destino turístico como Cancún no es nada paradisíaco: implica mostrar siempre una actitud amable y ser atento; situación que muchas veces puede ser agotador; si ya quieres ‘tirar la toalla’, piénsalo dos veces y lee esto antes de renunciar. 

Las investigaciones muestran que para la generación del Milenio —muchos en sus veintitantos ahora, y en sus primeros trabajos reales— las ganas de renunciar se producen muy pronto, según el portal de noticias de CNNExpansión.

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De hecho, 86% dijo que a pesar de que saben que saltar de empleo en empleo se ve mal, eso no les impedirá salir por la puerta, según una encuesta de la consultora de recursos humanos RecruitFi.

Los expertos de búsqueda de empleo dicen que una transición reflexiva realmente puede ayudar a tu carrera. Éstas son algunas vías para renunciar que han funcionado para algunos:

1. Si te gusta una parte del trabajo, enfócate en eso
Leigh McMullan Abramson se había graduado de una escuela de leyes de la Ivy League en Estados Unidos y se unió a un bufete de abogados antes de que se diera cuenta de que no quería ser abogado.

Pero Abramson sí disfrutaba de una parte de su trabajo: la escritura. Entonces comenzó a hacerse tiempo en las mañanas antes del trabajo y los fines de semana para sentarse y escribir, principalmente ensayos. En un año consiguió que The New York Times publicara una pieza suya, mientras aún estaba trabajando en la empresa.

Renunció, pero aún estaba preocupada por un posible vacío en su currículum. Se inscribió en un programa de maestría en Bellas Artes de la Universidad de Columbia, justo en caso de que el trabajo no llegara de inmediato.

Así que unió su experiencia legal con su pasión. Ahora es escritora para el sitio web Above the Law y está trabajando en su primera novela.

 

2. Es posible que necesites más dinero de lo que piensas
Después de 10 años en diversos fondos de cobertura, Jon Schiff sabía que quería salirse de allí. Había cosas que le gustaban de su trabajo, pero no era un apasionado de la negociación de derivados. Prefirió abrir su propio bar de jugos.

Sabía que sería difícil económicamente. Así que, seis meses antes de renunciar, Schiff comenzó a trabajar en un plan de negocio y a ahorrar. Se mudó a un departamento más pequeño, llevaba su almuerzo desde casa todos los días, y recortó los viajes y las salidas con amigos.

Calculó que necesitaría seis meses de ahorros. Pero seis meses pasaron y su idea -Real Good Juice- ni siquiera estaba en funcionamiento todavía.

Comenzó a entrar un poco en pánico, y vendió algunas de sus acciones para ayudar a pagar las cuentas. Terminó tomándole todo un año, pero ahora el bar de jugos está prosperando y Schiff está a punto de abrir una segunda ubicación.

3. No quemes las naves. Las necesitarás antes de lo que piensas
Tus antiguos colegas podrían convertirse en tus futuros clientes. Eso es lo que Mary Lee Herrington descubrió muy pronto.

Ella había renunciado a su firma de abogados para iniciar su propio negocio de planificación de bodas. Fue un gran cambio, pero se dio cuenta de que trabajar en una gran empresa simplemente no llenaba sus aspiraciones de interactuar más con la gente.

Herrington le preguntó a sus amigos y familia para qué pensaban que era buena. Ellos recordaban lo buena que era para planear eventos y fiestas.

Así que lo hizo, pero poco a poco. Aunque las horas de la firma eran largas, ella aguantó hasta que su plan estuvo en su sitio. “Me mantuve en contacto con antiguos compañeros de trabajo, porque no importa lo que hagas en la vida, es la gente que conoces quien te ayuda a llegar allí”, dijo.

De hecho, eso hizo a Herrington darse cuenta de que hay aspectos de la profesión legal que a ella realmente le gustan y que podía utilizar al trabajar con gente. Ella usó ese conocimiento para iniciar un segundo negocio: asesoría legal para los propietarios de pequeñas empresas.

4. Si te das cuenta de que elegiste la carrera equivocada por la razón equivocada
“Tenía un gran salario locamente alto, pero me sentía muy mal”, dijo Liz Brown, autora de Life After Law un libro de orientación profesional para abogados.

Brown optó por convertirse en una abogada litigante porque sabía que podía ganar buen dinero y todos siempre le decían que era realmente buena para argumentar. A pesar de tener la habilidad, descubrió que realmente odiaba discutir.

Brown no tenía un plan para renunciar, pero tenía una familia que la apoyaba y ahorros para hacer que la transición funcionara. Eventualmente se convirtió en gerente de una red de inversores ángeles, y finalmente aterrizó felizmente donde está ahora: como profesora de la Universidad de Bentley.

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