Después de las comparecencias de los secretarios del gabinete estatal, varios de los cuales tendrán que comparecer de nuevo, queda en el imaginario colectivo que los diputados de la XV Legislatura, están actuando por consigna para favorecer a algunos funcionarios y demeritar el trabajo de otros.

A unos se les juzga con extrema rudeza y a otros sólo falta que les aplaudan, demostrando de esta manera que no son tan imparciales que digamos. Quienes hasta hace un año formaban parte del poder, hoy se erigen como “defensores de las causas nobles de la sociedad”, tratando de impresionar a una ciudadanía que ya no se traga esa falacia.

Ser legislador debe ser todo un orgullo, pero en muchos casos los representantes del pueblo, como ostentosamente se autonombran, tienen un comportamiento bastante deplorable y se mueven conforme lo marcan las circunstancias políticas y sus intereses personales.

Es de risa escuchar las expresiones de diputados que hoy en la oposición casi se rasgan las vestiduras ante la supuesta desatención de los comparecientes a las demandas de nuestra sociedad. Se erigen en jueces implacables, supuestamente comprometidos con el pueblo, pero al final del día, lo único que buscan es sacar provecho político desde su investidura.

Con seguridad los veremos el día de mañana en busca de algún otro cargo político, para lo cual aprovechan cualquier circunstancia que se les presente, sin embargo, en su trayectoria profesional o administrativa, es muy difícil encontrar algún verdadero merecimiento.

Decíamos que en las comparecencias de algunos funcionarios, los diputados se ensañaron hasta regañarlos cual niños de escuela, pero esa misma vehemencia desapareció para tornarse casi en hermanitas de la caridad en el caso de otros comparecientes a quienes hicieron preguntas a modo para el lucimiento.

En una democracia representativa como la que los mexicanos intentamos construir todavía, el papel de los políticos es fundamental, de ahí la importancia de que su comportamiento no sea producto de consignas o intereses impresentables y reprobables entre los autodenominados representantes del pueblo.

Todavía queda una segunda ronda de comparecencias que se desahogarán la semana próxima y es cuándo podremos confirmar qué tanto los diputados seguirán con su aire de perdonavidas o asumirán una postura seria al momento de hacer sus cuestionamientos.

Su papel no es de regañar a los funcionarios, mofarse de ellos o ponerse de alfombra para que se luzcan, los ciudadanos creemos que los diputados tienen la gran encomienda de convertirse en garantes de que se cumplan los compromisos del gobierno con la sociedad, ahí es donde deben enfilar sus baterías.

Por parte de los funcionarios que todavía deberán comparecer en una segunda oportunidad, sería plausible que la experiencia vivida hace unos días los haya convencido de que serán cuestionados con severidad. Prepararse mejor será sin duda la clave.