“Hemos sido perseguidos como delincuentes”

Los maestros platican sobre las experiencias buenas y malas que han vivido en los días de paro magisterial.

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Los maestros soportan frío, calor y lluvia en la lucha magisterial. (Tomás Álvarez/SIPSE)
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Teresa Pérez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Maestros que continúan en el movimiento magisterial dan testimonio del desgaste emocional que les deja su lucha. “Hemos sido perseguidos como delincuentes, cuando nuestra arma es la voz y la conciencia”, expresó una maestra de secundaria con lágrimas en los ojos ante la impotencia de verse perseguida y sentirse señalada por lo que ahora dicen es indefendible o imposible.

Después del 14 de octubre, nada volverá a ser igual, comentó un maestro, pues la familia vive preocupada desde el momento que estamos fuera de casa. Sus teléfonos se llenan de mensajes de texto de sugerencias para que abandonen su lucha porque temen que haya más violencia o maestros caídos.

Desde que llegan a su base, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), viven horas de estrés debido a que no hay indicios y señales favorables para ellos. A pesar de que les llueve sobre mojado continúan firmes y dispuestos a seguir en lo que para ellos es aún defendible. Lo cierto es que no todo les ha pintado de color de rosa conforme han llevado su lucha, también les ha llovido muestras de apoyo y de rechazo por indiferencia o por la información negativa que ha invadido las redes sociales. 

En estos días han padecido no sólo el calor agonizante, sino la tempestad de la lluvia que no ha dejado de hacerse presente durante sus últimas actividades. Los maestros están preparados para soportar frío, calor y ahora lluvia y utilizan como herramienta sus sombrillas que las ponen de escudo para que el agua no pase los toldos de sus carpas. Algunos toman la lluvia de diversión, dicen es mejor reír que llorar y otros más muestran preocupación, pues a la lucha han cargado con todo e hijos, quienes pasan con ellos todo tipo de acontecimientos.

Una maestra comentó la tristeza que le causa escuchar dichos comentarios y en algunas ocasiones ha querido colgar la toalla, pero su familia la alimenta nuevamente de ánimo, pues los luchadores sociales son los incomprendidos. 

Hay quienes ya han tenido experiencias de persecución y de intimidación por hablar con los padres de familia. “Tres patrullas llegaron a mi escuela, los policías me exigieron que me quedara callada o me iban a levantar, les respondí que sólo informaba a los padres de familia de algunas actividades escolares y en esos momentos fueron los mismos padres de familia que salieron a defenderme, pues a pesar de no estar de acuerdo con el paro, tenían claro de la intimidación que ejercían hacia los maestros”.

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