Continúa venta clandestina de pirotecnia pese a tragedia en Bacalar

Alrededor de las escuelas dos de cada tres tiendas venden y una de cada tres vende petardos y artículos explosivos prohibidos.

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Juan Carlos Gómez/SIPSE
BACALAR, Q.Roo.-Es 24 de diciembre. En las esquinas, a cualquier hora, se ve a los vendedores de fuegos pirotécnicos, ya no hay la mínima discreción pese a que la venta de esos aditamentos explosivos llevó al desamparo de una familia bacalarense el pasado 26 de noviembre.
 
Era casi el medio día cuando los llantos de Armando Pardo Palomino se escuchaban en las inmediaciones de su casa mientras esta ardía en las llamas que el niño de 10 años había provocado.
 
En ese momento la consigna era clara: resolver qué hacer con la venta de fuegos pirotécnicos que cada temporada se instalan a lo largo y ancho del pueblo mágico.
 
Pero el incendio que se dio al final de la calle 27, en la colonia Carlos Salinas de Gortari, mejor conocida como Nuevo Progreso, parece no causó escarmiento entre la población, y tampoco desembocó en acciones efectivas por parte del área de Protección Civil del municipio.
 
Aunque un día después del incendio, el director de Protección Civil, Porfirio Valencia Ramírez, comentó que se iban a aplicar acciones en contra de los establecimientos que vendieran fuegos pirotécnicos. Pero poco importa la palaba del director: las “tienditas” de Bacalar continuaron vendiendo cualquier tipo de fuegos artificiales.
 
“Deberían prohibir que vendan esas cosas” decía Lino Palomino Quezada, dueña de la casa que se quemó, mientras veía el fuego consumir sus pertenencias. Tampoco importó la voz de la ciudadanía, las festividades continuaron como siempre, y la venta incluso fue incrementando conforme se terminan los días navideños.
 
La tienda “Mi Arbolito” sobre la avenida 5 entre las calles 16 y 18, mejor conocida como la tienda de “Pinocho”, como se le llama al dueño, es una de las que vende los llamados “huevitos” mismos que según Armando Pardo Palomino, fue el tipo de fuego pirotécnico que usó el pasado 26 de noviembre y que accidentalmente causo un incendio en su casa dejándola en cenizas. Y aunque Valencia Ramírez, explicó que las tiendas no han recibido ningún permiso para vender fuegos pirotécnicos, la realidad es que muchos de los establecimientos lo hacen.
 
Pero el aprendizaje no es algo que se dé en Bacalar, al menos no en este tema, pues a final de cuentas la vida continuó y la venta igual. A un precio de tres por un peso las tiendas venden estos “huevitos”.
 
Los comerciantes los compran entre 20 y 30 pesos la bolsa con 80 huevitos, les venden de 10 bolsas.
 
Alrededor de las escuelas dos de cada tres tiendas venden fuegos pirotécnicos y una de cada tres vende petardos y artículos explosivos prohibidos. 
 

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