Abigail Becerra/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Evitar el uso de joyas, dinero, tarjetas de crédito, así como disminuir las caminatas nocturnas y restringir a los menores disfrutar de áreas de esparcimientos como plazas y jardines, son tan sólo algunas de las medidas de protección que la población aplica ante la oleada de inseguridad percibida en distintas ciudades del país, entre ellas Cancún, según los resultados del segundo levantamiento de la “Encuesta Nacional de Seguridad Urbana (ENSU)”, efectuada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

De acuerdo con la ENSU, en los últimos tres meses del 2013, en términos de delincuencia, el 68% de la población de 18 años y más, reveló vivir en una ciudad insegura, ya que ha escuchado o visto en los alrededores de su vivienda situaciones como consumo de alcohol en las calles, con una proporción de 69.4%, robos o asaltos con 65.2%; vandalismo, 57.7%, y venta o consumo de drogas con 39.3%.

Esta situación ha provocado que los ciudadanos modificaran sus hábitos por temor a sufrir algún tipo de delito, de tal forma que el 63.6% de los encuestados de 18 años y más evitaron usar joyas, dinero y tarjetas de crédito o débito en los últimos tres meses del 2013, el 49.3% cambió rutinas de caminas por los alrededores de su vivienda después de las 20 horas, el 46.6% impidieron salir de su vivienda a sus hijos menores y el 32.8% cambió rutinas relativas a visitar parientes o amigos.

El 30.1% de los encuestados percibió el desempeño de la policía como efectivo, sin embargo, el 69.6% lo consideró de poco a nada efectivo en las labores relativas a la prevención y combate a la delincuencia, por lo que consideraron que en los próximos 12 meses la situación de la delincuencia en su ciudad seguirá igual de mal o incluso empeorará.

El Observatorio de Violencia Social y de Género en Benito Juárez, coincidió con los resultados presentados en la encuesta, ya que en la actualidad 7 de cada 10 personas tienen temor de salir a la calle; sin embargo, este fenómeno causará paulatinamente un impacto negativo y directo a la economía del municipio, ya que al salir las familias con menor frecuencia de sus domicilios los establecimientos comerciales descenderán sus ventas, ya que la gente no saldrá con tanta frecuencia a adquirir productos básicos o secundarios para evitar ser blanco de actos delictivos.

Enfatizó sobre la necesidad prioritaria de generar políticas específicas para atender y disminuir los delitos menores como son consumo de alcohol en la vía pública, robo o asalto y vandalismo, ya que al no ser atendidos se convertirán en delitos de alto impacto, y una muestra de ellos es el crimen organizado que día a día va ganando terreno en la ciudad.