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El fin de los retenes es detener y confiscar la mercancía ilegal que es traficada por toda la República Mexicana, situación que según declaraciones no cumple su función. (Juan Carlos Gómez/SIPSE)
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Juan Carlos Gómez/SIPSE

BACALAR, Q. Roo.- Los efectivos miran tras sus gafas, intentan analizar a la gente que pasa, el oscuro cristal oculta hacia donde dirigen sus ojos; buscan en los conductores, y en los pasajeros, algún indició que los delate: alguna mirada, algún gesto con las manos, con el rostro, algo que denote inseguridad, que deje entrever que son traficantes de fayuca. El filtro de control de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del estado, tiene un objetivo principal: acabar con el tráfico de mercancía ilegal introducida, esencialmente desde la zona libre, en Belice, hasta Chetumal y de ahí se distribuye por toda la república. 

 
El pasado 30 de noviembre, elementos de la Dirección de Seguridad Pública de Bacalar denunciaron que los altos mandos de la corporación tenían arreglos monetarios con los fayuqueros, quienes habían permanecido en un bajo perfil hasta la llegada de Carlos Bibiano Villa Castillo como secretario de Seguridad Pública del Estado, según policías estatales.
 
La denuncia de los municipales respecto a los altos mandos especifica que Carlos Iván Huitzil Náhuatl, comandante del segundo turno, es el encargado de recoger el dinero que los traficantes de fayuca le dan a los altos mandos, negocio operado por Issa Ortiz Moguel, conocido como Comandante Cazador. Así mismo especificaron tratos conun comerciante que maneja una camioneta tipo Hummer anaranjada con placas del estado de Yucatán.
 
Confirmaron lo dicho. “¿Entonces los policías municipales hacen negocios con los fayuqueros?”, se le pregunto al comandante, de quien por razones de seguridad no se revelará su nombre.
 
“No sólo los municipales de Bacalar, los de todos lados y nosotros, el negocio ha existido siempre y ahorita se le da relevancia pero le da de comer a muchas familias, en Bacalar hay varias casas donde se resguardan las pacas”.
 
“¿Y los retenes y los operativos, el material confiscado?”, se inquirió nuevamente, “en los retenes detenemos a los de poca monta, a los poquiteros, algunos los quinceamos (expresión para referirse a las mordidas) y los que no se dejan pues van para dentro, a los grandes sólo se les detiene cuando hay presión desde arriba o cuando no quieren pagar el derecho de paso.

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