¡Dale, dale, dale, no pierdas el tino!

Romper la piñata es una tradición que le ha dado la vuelta al mundo desde China hasta México, el significado siempre es sacar todo lo bueno del interior.

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La figura clásica de este objeto es la de la estrella de siete picos, que representa cada uno de los siete pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. (mxnyck/flickr.com)
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Redacción/SIPSE

CANCÚN, Q. Roo.- Cada navidad en las posadas y en la misma Noche Buena se rompen piñatas, todos cantan y gritan mientras una persona con los ojos vendados y con un palo en mano tratan de destrozar a como dé lugar una olla de barro (tradicional) forrada con papeles de colores vistosos y siete picos característicos. 
 
Pero, ¿qué significado tiene este ritual? Originarias de China, las piñatas eran parte de una ceremonia en donde los chinos elaboraban con papel la figura de un buey, la cubrían con papeles de colores y le colgaban herramientas agrícolas. 
 
Los colores simbolizaban las condiciones en que se desarrollaría el año respecto a la agricultura. Se rellenaban con cinco clases de semillas que caían cuando los reyes mandarines le pegaban a la con varas de diferentes colores. Cuando ya estaba vacía, se quemaba y la gente trataba de obtener parte de las cenizas, pues consideraban que daba buena suerte para todo el año. 
 
De China, esta costumbre llegó a Europa y fue en Italia donde esta ceremonia adoptó un significado religioso: primero en las fiestas de cuaresma, en donde la olla de barro forrada con papeles brillantes representa al demonio que suele presentar el mal como algo llamativo para cautivar a los hombres y que cedan a la tentación. 
 
De Italia, la costumbre llegó a España. Los españoles instauraron una fiesta cada primer domingo de Cuaresma y la llamaron "El baile de la piñata". Romper la piñata al inicio de la Cuaresma simbolizaba el deseo de acabar con el mal en la propia vida, de convertir el corazón para volver a Dios y de recibir los bienes eternos.
 
A principios del siglo XVI esta tradición era desconocida en América; sin embargo, en México, los indios mayas, que gustaban mucho del deporte, tenían un juego en el que trataban de romper con los ojos vendados una olla de barro llena de chocolate que se balanceaba detenida de una cuerda. 
 
Al ver esto, los frailes evangelizadores se les ocurrió que esta sería una buena forma de catequesis, dándole un sentido religioso al juego de la olla y promoviendo que ésta se rompiera en tiempo de Adviento como complemento a las Posadas y con el mismo sentido de conversión que le daban los europeos.
 
La figura clásica de este objeto es la de la estrella de siete picos, que representa cada uno de los siete pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. 
 
Pegarle a la piñata con los ojos vendados representa la fe, virtud que nos permite creer sin tener que ver. 
 
El palo con el que se le pega a la piñata representa a la fuerza de la virtud que rompe con los falsos deleites del mundo. 
 
Así que si esta noche rompiste una piñata o durante las posadas fuiste el protagonista de este ritual, piensa que cada vez que asestabas un golpe a esa colorida olla llena de picos, contraponías  el bien y el mal.

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