Ernesto Neveu/SIPSE

CHETUMAL, Q,Roo.- Familiares de Lilí Marbella Domínguez Gilharry, detenida por el homicidio de un sexagenario en diciembre de 2010, se quejaron de malos tratos sufridos por la detenida a manos de la policía judicial que, aseguran, golpearon y torturaron a la presunta homicida.

 

De acuerdo con Inés del Rosario Martínez Díaz, nuera de la indiciada, esta fue sacada con lujo de fuerza de su domicilio ubicado en la colonia Territorio Federal, cerca de las tres de la tarde del pasado lunes, sin una orden de cateo o de aprehensión y fue llevada a una supuesta casa de seguridad, donde, junto con otras personas, fue sometida a golpes, le colocaron una bolsa de plástico en la cabeza, se la sumergieron en agua, buscando la confesión sobre el homicidio de Isidro Canul Cruz, de 60 años de edad.

 

La Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Quintana Roo recibió la queja y acudió a tomar fotografías de la detenida, Lilí Marbella Domínguez Gilharry, de 44 años de edad e hipertensa, quien estuvo incomunicada por espacio de 24 horas y que sólo con la presencia de los medios de comunicación tuvo derecho a ser visitada por los suyos, que afirman que le notaron golpes en los brazos y espalda, aunque en la Procuraduría General de Justicia del Estado no les permitieron gran libertad con la detenida.

 

Otro familiar de la detenida, Lessly Carrillo solicitaba un pase para poder verla y acusó al agente del Ministerio Público de trato déspota, se dio largas al pase en cuestión.

 

De acuerdo con el comunicado oficial de la dependencia, Lilí Marbella Domínguez Gilharry fue detenida junto con Florentino Nery Núñez Gil, Jonathan Mauricio Domínguez Gil, Jazmín del Carmen Arteaga y Rosario Medina Pérez, relacionados con el expediente 4098/12-2010, por el homicidio de Isidro Canul Cruz, perpetrado en un predio de la calle Cecilio Chi, entre Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas.

 

De acuerdo con la averiguación previa, los detenidos habrían atado a su víctima de pies y manos para robarle sus pertenencias, cuando se suscitó el asesinato.

 

“Desde ayer estamos insistiendo para poder ver a mi suegra. Necesita medicamentos y tenemos miedo de que le pase algo. Si es culpable o no, es otra cosa. Lo que pedimos es que nos dejen verla y que no la lastimen. Ya amenazaron los judiciales con que mañana van a regresar a darles otra calentadita, porque hay otra muchacha que también detuvieron con ella”.