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Durante el XV Foro Nacional de Turismo, realizado los días 20 y 21 del mes pasado en la Ciudad de México, los protagonistas de la industria analizaron los avances con un enfoque propositivo y evitaron debatir los errores de siempre. En las últimas semanas, a esa aparente nueva dinámica se le ha denominado una “revolución” en términos obviamente turísticos.

No es para menos. En la capital del país, consolidada como un enclave emblemático de cambios trascendentales, tanto secretarios como gobernadores, empresarios y turisteros prefirieron las discusiones acerca de cómo mejorar la infraestructura, conservar las riquezas naturales de cada destino y perfeccionar las estrategias efectivas, en lugar de lamentarse por las sacudidas de la política internacional, imaginando escenarios que no benefician.

Tras la reunión, el secretario federal del ramo, Enrique de la Madrid Cordero, aseguró que “es el momento ideal para innovar y transformar la industria dado el contexto político y social que vive México”, en clara alusión a los fenómenos migratorios, la reconfiguración del mapa turístico con el surgimiento de otros competidores o los actos violentos que, se reconozca o no, dañan la imagen de ciertos lugares ya consolidados.

Casos concretos son el de Cancún o el de Playa del Carmen, donde el sector turístico-empresarial ha activado los “focos rojos”, inquietando a todo el país, pues ambos representan casi el 50% de las divisas que capta México por la llegada de visitantes internacionales.

Para lograr el propósito se necesita trabajar en equipo, proponer, reinventar, por lo que el anuncio de al menos tres foros regionales para consolidar los buenos resultados de las políticas instauradas, es considerado una buena primera señal al respecto.

¿Será suficiente? Hay dudas. Se requiere más que buenas intenciones, foros y promoción, sobre todo en un vecindario tan competitivo, hostil y cambiante, que poco o nada favorece a los planes de quienes fijan las metas.

Porque la misión es ambiciosa: recibir a 50 millones de turistas en 2021 y mantenerlo en el “top ten” de la Organización Mundial de Turismo, objetivo que se aprecia factible por ahora al paso que va: 35 millones de turistas internacionales y una derrama económica de 19 mil 500 millones de dólares en 2016, aunque eso no garantiza el logro mayor.

Este año es clave: se prevé la llegada de 37.4 millones de turistas, lo cual representa un crecimiento de 7.2% frente a 2016, que permitirán captar una derrama de 21 mil 200 millones de dólares; sin embargo, las cuentas en torno al “spring break” no están dando satisfacciones, en tanto tienden a decrecer las expectativas para Semana Santa.

Será difícil.

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