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¿Qué queremos de nuestra educación? Reflexionemos a fondo, porque quienes deciden por nosotros no necesariamente lo han hecho.

Las propuestas educativas de los políticos son decepcionantes: se limitan a promover el inglés y la computación. Estas habilidades son indispensables, pero propuestas así son mediocres: no son más que reflejos planos de lo que pide la ciudadanía. Lo que les interesa es nuestro voto y no el desarrollo de la juventud. Se espera más de los líderes, y para exigirles requerimos conocer mejor las necesidades de nuestro estudiantado.

La computadora aumenta los recursos para la investigación, facilita la comunicación y promueve el aprendizaje autónomo, además de que mejora las habilidades para escribir, diseñar proyectos y expresar la creatividad…. Todo esto es relevante, sin duda. Pero hay aspectos muy importantes que no son fáciles de ver.

Por ejemplo, el cambio en la dinámica de poder del aula. Antes del internet, la fuente indiscutible del conocimiento era el profesor. Ahora esto es insostenible frente a una cantidad de información infinita, encontrada con tres teclazos en un celular. Por esto son mejores las relaciones horizontales con el estudiantado. El internet promueve la discusión de posturas de autoridad: a esto se le llama democracia.

Otro aspecto es el aumento del horizonte cultural. La red mundial nos acerca al resto del planeta y del universo, sin salir del aula. Bastan las ganas para enterarse del tamaño de las manchas solares o de lo que piensa la gente en Europa sobre la guerra comercial entre China y los EU. Ya nadie está encadenado a su localidad.

Desde los valores sociales, el uso de la computadora permite una mayor equidad en el aula. Con ella es posible diseñar diversas maneras de presentar una clase, para atender diferentes estilos de aprendizaje: un video para quienes gustan de relacionarse; una grabación para quienes aprenden desde lo acústico; un simulador para quienes prefieren manipular la realidad; una tabla con estadísticas, para quienes piensan mejor desde la abstracción… Una educación así es mucho más justa y respetuosa de la diversidad.

También hay ventajas para las y los docentes. Cuando el estudiantado está capacitado y motivado para trabajar desde su computadora, lo hará de forma autónoma. Entonces el profesorado dispondrá de más tiempo de calidad para personalizar sus interacciones con las y los aprendices, lo que redunda en mejores relaciones humanas dentro del salón de clases.

Sí, más computadora y más inglés. Pero… ¿para qué? Debemos saber lo que deseamos, para exigirlo a nuestros representantes políticos. No más propuestas mediocres sobre educación.

*Departamento de Desarrollo Humano, Universidad del Caribe (https://pupitresletrasycerebros.blogspot.com/)

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