Nadie podría poner en duda los atributos de Puerto Morelos: el arrecife mesoamericano o el sistema de humedales, que son regalos de la naturaleza, brindan un entorno único a lo hecho por el hombre, como la Ruta de los Cenotes, cada vez mejor equipada, o la franja hotelera en plena expansión. Es un complemento en auge.

Pero de poco sirve cuando esa riqueza no se presume o no se gestiona lo suficiente para detonar el desarrollo: durante décadas el Puerto estuvo en el abandono, aislado y a merced de saqueadores. Allí quisieron poner panteones, cárceles y rastros, lo cual evidenció el menosprecio de origen por una tierra que, sin embargo, ha demostrado con creces su verdadera vocación y sus bellezas explotadas con pericia.

La clave ha sido corregir y apuntalar. Porque hoy, a la par de que se enmiendan errores del pasado (cuando fue delegación y alcaldía), se fortalecen los rubros prioritarios, procurando el crecimiento económico, la atracción de inversiones, la generación de empleos, la seguridad y la estabilidad política; todo ello en un contexto de incertidumbres provocadas por grupos adentro y afuera de la ley, así como por vicisitudes propias de la época.

Consciente de eso, la presidenta Laura Fernández emprendió recientemente un viaje a la capital del país, donde sostuvo reuniones con Enrique de la Madrid Cordero, secretario de Turismo, y con Óscar Raúl Callejo Silva, subsecretario de Infraestructura de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. ¿El objetivo? Obtener recursos. Hay buenas nuevas.

Con el titular de la Sectur dialogó sobre cómo complementar una inversión de la Comisión Federal de Electricidad en la red eléctrica subterránea del casco antiguo, una obra que ofrecería, de entrada, una mejor imagen.

Con los de la SCT logró recursos por 3.5 millones de pesos para modificar el trazo de la carretera y construir un acceso a la Ruta de los Cenotes; ese exuberante sendero que une con Leona Vicario y que cautiva a inversionistas nacionales e internacionales.

Además se planteó la necesidad de construir dos pasos a desnivel a la altura de Punta Petempich y Crococun, lo cual no solo permitiría un mejor flujo debido a la carga creciente, sino que reduciría el riesgo de accidentes en un área con nefastos registros al respecto.

Estos trámites eran necesarios, tal como fue la semana pasada catalogar “urgente” la afiliación al ISSSTE de los trabajadores municipales (una acción no lograda aún en otros municipios), además de otras acciones que fortalecen la política pública.

Son estrategias que muestran el interés por el ciudadano y por evidentemente para los visitantes. Los portomorelenses tienen una idea clara: eludir las experiencias de otros destinos, envueltos en rezagos que parecen eternos y en crisis cíclicas.