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Lo que hicieron los serpentineros del pasado, un conjunto alado PAN-PRD, ahora tratarán de reunir todo apéndice a su lado para hacer una amplia alianza con partidos amalgamas, sin los dispares PRI y Morena. Instinto de ese jaez, asaz, del diputado local panista, Eduardo Martínez Arcila, quien pretende ser candidato al proceso venidero.

El legislador del ala derecha trata de levantar el vuelo al pretender anidar en concordato, una mezcolanza de partidos donde a propia conveniencia para echar las campanas al vuelo sobre la posibilidad de coaligarse en el llamado Frente Amplio Democrático, PAN-PRD-Verde-MC-Panal-PES, en coctel tutifruti.

Lo que le importa al diputado de marras es estar a tiro con el proceso electoral 2018 donde se dirimirán, en el Estado, tres curules para el Senado, cuatro diputaciones de San Lázaro y las once presidencias municipales, más lo que toca en la elección Presidencial, por lo cual los panistas aspiran ganar-ganar. Algunas indigestarán.

Para quienes la coalición política se ha convertido en una obsesión. Vale la pena recordar que el profano PRD fue un partido de izquierda que criticó al PAN de la derecha por su devoción religiosa y, en Quintana Roo, en el proceso 2016 llegó a ser guía espiritual y benefactor de los arrepentidos perredistas que ahora son feligreses de la doctrina celestial.

Desde esa postura, aleteando juntos, sacaron al PRI de la gubernatura del Estado, despojándolo de su homogeneidad por alguien de su propia casa. Sin duda muchos de los aliancistas sufren de ansiedad de fama y figuración que los lleva esculpir anhelos para ser prospectos a contender por los cargos de elección popular futuros.

Sin embargo, los guías sigilosos de la política del patio tratarán de seducir a las banderías con un frente orquestado por los devotos espirituales interpretando una parodia triunfal, a coro pastoral, “todos en una sola canasta”, que para nada serán portavoces del sentido común.

Serán con ínfulas triunfales que dejarán a los electores sin la posibilidad de visualizar por quién votó al meter a varios ideogramas en solo uno, lo que eliminaría la preferencia.  O sea que todos irían en montón, para no fallar.

No porque se logró el desplazamiento del PRI en el poder con el PAN-PRD, y por esa unión alada promovida por los ángeles azules cuya ingesta mediática se desliza la idea de coaligarse con más partidos para lograr triunfos en los comicios a realizarse el próximo año.

Son las condenas a esos falsos devotos las que han escurrido la política quintanarroense en los últimos tiempos, donde un puñado de sacros y profanos ha sembrado deliberadamente la alquimia de una alianza triunfal ignorando los inmensos esfuerzos y sacrificios de la gran mayoría de los quintanarroenses. Vox Populi, Vox Dei, para que luego los hagan a un lado.

El escenario está a la vista. Aun concretándose un frente amplio democrático contra los dos partidos contrarios PRI y Morena, que no se quedarán de brazos cruzados y halará cada uno por su lado contra la coalición colectiva que se pretende.

En esa política equiparada se estudian dos mecanismos, la ruta electoral con el frente amplio o solo aletear con dos alas- En el primer caso, el acuerdo gira para asegurar el triunfo desde antes que suene la campana. “El que mucho abarca poco aprieta”.

En lo que respecta al Gobierno del Estado, en algunos casos está conformado por miembros de la otrora oposición PAN-PRD y con algunos del antiguo régimen. Mientras en otros, como en el caso del tricolor, la ruptura es total. A diferencia de la salida triunfal electoral del nuevo gobierno que estabiliza la política del Estado antes de que se celebren las próximas elecciones.

El gobernador decide y lo acompaña el pueblo quintanarroense… Un mandato que quedó escrito en el 2016, y que ahora está en pleno desarrollo. Los planes y estrategias de los partidos políticos, “son harina de otro costal”.

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