'El verdadero Cancún está aquí, con su gente y sus necesidades'

Jóvenes procedentes de Texas realizaron actividades altruistas en la colonia Cuna Maya.

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Los jóvenes participaron en diversas actividades. (Eric Galindo/SIPSE)
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Rubí Velázquez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- “El verdadero Cancún está aquí, con su gente y sus necesidades”, es la esencia de 14 jóvenes de entre 16 y 23 años procedentes de Texas, quienes decidieron utilizar sus vacaciones para realizar labores altruistas.

La noche del martes, la asociación civil “Back 2 Back” recibió en el Aeropuerto Internacional de Cancún al tercer grupo de turistas sociales de los 25 que son recibidos por ellos a lo largo del año en esta ciudad, para después trasladarlos a la casa que les brindaría hospedaje en Residencial Campestre.

Antes de dormir, los visitantes, junto con integrantes del organismo civil, planearon el itinerario de actividades para los primeros dos días de trabajo social en la comunidad.

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“El objetivo es ayudar, no lastimar y nadie mejor que gente de la zona para saber cuál es la necesidad”, es el estandarte de Andrew Conrad, gerente de mercadotecnia en la asociación civil, quien trabaja en los proyectos siguiendo la pauta de otros organismos o personas altruistas.

“El contar con el apoyo de jóvenes que se preocupen por el bien común, representa el alma del proyecto”, dijo.

Labor social

La primera encomienda fue ayudar en la construcción de un baño para una familia de escasos recursos en la colonia Cuna Maya, por lo que a primera hora del miércoles acudieron al lugar y trabajaron “hombro con hombro” con los habitantes del lugar, hasta que ya entrada la noche la labor fue concluida.

“Cansado, pero satisfecho por lo logrado”, es la repuesta que dio Landon Turner, de 18 años, al preguntarle lo que pasó por su mente al terminar el primer día de labores.

“La mirada de la familia y la sonrisa con la que dijeron adiós, es el porqué de mi viaje”, fue el último comentario del estudiante de bachillerato antes de regresar a jugar con los pequeños de la Casa Hogar San José, lugar de su segundo día de actividades.

La amplia mesa de jardín hecha con tablones y troncos de madera fue la base de prácticas interactivas de construcción entre los extranjeros y las gemelas Chave y Sofi, quienes con ocho años de edad, lograron armar un robot de lego, que después corrieron a mostrar con las monjas del lugar, encargadas de cuidarlas a ellas y a los 12 pequeños más que se encuentran en resguardo.

La cultura, costumbres, comida y necesidades de la región no se encuentra en la zona hotelera, sino en el verdadero Cancún, trabajando a la par de su gente”, dice Mckenna Hammack, de 16 años, estudiante de preparatoria, quien no dejó de sonreír y mostró a los pequeños su afecto mediante abrazos y cosquillas en el estómago.

Juegos

Con el rostro enrojecido por el calor, Mckenna Hammack propuso a sus compañeros competir contra los pequeños para ver quién brincaba más alto en el “tombling” colocado por la misma asociación en el patio de la casa hogar. La sorpresa fue que tanto ella como sus compañeros impulsaron las manos en la cintura de los pequeños para que ellos fueran los ganadores indiscutibles de la mañana.

“Esta es la esencia que me trajo hasta aquí, las sonrisas de la gente auténtica y no banalidades”, dijo Tori Willford, compañera de escuela y mejor amiga de Hammack, al recordar que otros compañeros de escuela le comentaron que sería mejor ser parte del spring break.

“Es necesario estar adentro de la necesidad para valorarla y ayudar”, respondió a todos los que intentaron hacerla desistir del motivo de su viaje. Además de jugar, los visitantes también se dieron tiempo de arreglar algunos desperfectos del hogar San José, juegos infantiles mal colocados y tuberías averiadas fueron los principales problemas a los que se enfrentó este grupo de jóvenes. 

Entre carcajadas salió la frase “No cae mal un pequeño chapuzón para este calor”, de Joel Martin, quien al sostener la tubería recibió una intensa descarga de agua. Al mediodía de ayer, los jóvenes se retiraron del lugar contentos por la visita y con la promesa de regresar, ya que Mattie Ake, de 16 años, le prometió a Alejandro, niño del hogar, que le llevaría un obsequio en su próxima visita y ayer él se encontraba en clases.

La camioneta que los transportó se dirigió al centro comunitario que el organismo construye en Rancho Viejo y entre palas y cemento comenzó el trabajo rudo toda la tarde.

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