Entender el fenómeno migratorio en un contexto de crisis

De acuerdo con el último reporte de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) aproximadamente 244 millones de personas se encuentran viviendo fuera de su país natal...

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De acuerdo con el último reporte de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) aproximadamente 244 millones de personas se encuentran viviendo fuera de su país natal, es decir el 3.3% de la población mundial. Un dato interesante al respecto, es que si las personas migrantes constituyeran un país, sería el quinto más poblado del mundo y se encontraría por debajo de países como China, India, EE.UU. e Indonesia. Pero, ¿qué es lo que permite explicar las circunstancias en las que se desarrollan las migraciones en la actualidad? Entre otros aspectos, un factor determinante es la crisis estructural de 2007-2008.

Esta crisis que tuvo su origen en EE.UU. y se inició en el sector inmobiliario, a diferencia de la Gran Depresión o la crisis del petróleo de 1973, que habían tenido causas concretas como la guerra, la escasez de alimentos y combustibles o la excesiva alza de los precios del petróleo. Se produjo ante la ausencia de tales condiciones, pero con una marcada falta de responsabilidad en el manejo de los factores de la economía, puesto que se comenzaron a otorgar créditos sin verificar la calidad de los compradores, de tal manera que se convirtieron en préstamos de alto riesgo y llegado el momento los deudores no pudieron cumplir con sus compromisos. Rápidamente esta situación alcanzó dimensiones globales, ya que muchos bancos internacionales contaban con enormes inversiones en dicho sector.

A consecuencia de los intentos fallidos por controlar la crisis y los sucesivos recortes presupuestales por parte de empresas y gobiernos, los niveles de desempleo se incrementaron afectando principalmente a los sectores con alta concentración de migrantes como la construcción y los servicios; y lo que en un principio se manifestó como una crisis financiera se transformó en una profunda crisis social. En este contexto, la migración se ha visto obstaculizada y criminalizada, las condiciones de vida de los migrantes han empeorado debido al proteccionismo nacionalista y a su constante estigmatización al ser vinculados casi en automático con la violencia, la inseguridad y el crimen organizado.

Por lo tanto, estamos ante una hipócrita contradicción que se desarrolla entre el discurso de una globalización sin fronteras para las mercancías pero con muros fronterizos que impiden el movimiento de las personas. Esta situación viene a plantear serios cuestionamientos éticos y teóricos del modelo de apertura neoliberal que caracteriza el desarrollo económico actual y profundiza las asimetrías entre los países desarrollados y aquellos en vías de desarrollo.

No obstante, los migrantes lejos de sucumbir a tan desolador panorama o esperar  soluciones por parte de los gobiernos, han tomado iniciativas para resolver la dureza de los efectos de la crisis. Tal es el caso de los migrantes mexicanos, con iniciativas como la organización Dreamers en Estados Unidos, la Asamblea Popular de Familias Migrantes en México o la red micro-social de migrantes familiares. Al final, la migración es una forma de supervivencia ¡hay que marcharse para buscar la vida!

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