Estremece el paso de un 'Rinoceronte' cargado de reos peligrosos

Arriban al Cereso de Chetumal, provenientes de Cancún, nueve presuntos sicarios vinculados al Cartel del Golfo.

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Minutos antes de la una de la madrugada arribó el imponente 'Rino' al Cereso de Chetumal. (Archivo/SIPSE)
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Redacción/SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.- El Centro de Reinserción Social (Cereso) de Chetumal no lucía dispuesto como para recibir a nueve reos de alta peligrosidad provenientes de Cancún, presuntos sicarios de la mafia vinculados con ejecuciones perpetradas en aquél polo turístico.

Una patrulla de modelo antiguo, tres uniformados en la guardia y el perro. No había más pasada la medianoche, horario en que se estimaba llegaría el convoy con los presuntos criminales.

Minutos antes de la una de la madrugada de ayer apareció a lo lejos la caravana, con códigos encendidos y a velocidad moderada.

De la calma al alboroto en segundos: al menos 20 efectivos de la Policía Estatal Preventiva (PEP) armados hasta los dientes, en seis patrullas, además del apoyo de la Policía Federal en un vehículo más, llenaron el escenario frente a la guardia.

La reja de un costado se abrió para dar paso al llamado “Rino” o “Rinoceronte”, el imponente transporte blindado facilitado por la corporación federal para el traslado de Héctor Manuel Fernández Cacique, (a) “El Diablo”; Héctor Geliel Román Palafox, (a) “El Risos”; Ebet Andrei Alpuche Correa, (a) “El Cubo”; Víctor Raúl Torres Ojeda, (a)  “El Dante”; Julio César Mancera Zamudio; Humberto Ramírez López, (a) “Chakira”; Juan Ramón Méndez González, (a) “El Campeche”; Erick Damián Tejeda Rodríguez, (a) “El Gordo”; Carlos Alberto Torres Wescas, (a) “El Vaquero”, todos vinculados al Cartel del Golfo y presuntos responsables de los hechos sangrientos registrados en el interior del bar “La Sirenita” en Cancún, hace unos meses.

Trascendió que el traslado de los prisioneros fue decisión del Comité Interdisciplinario de la Cárcel Municipal de Cancún, tras conocer que el grupo extorsionaba a internos de nuevo ingreso mientras permanecieron en el área denominada “Albatros”, reservado precisamente para los de nuevo ingreso.

Y fueron concentrados en esa zona previendo, según una fuente ligada a la policía estatal, que el resto de los reclusos les propinaran una golpiza si los pasaban con el resto de la población carcelaria que, asegura esta fuente, fue lo que sucedió cuando determinaron pasarlos al área conocida como la “I”.

Una vez en el pequeño patio de maniobras, los custodios del Cereso abrieron el portón del penal para franquear la entrada del vehículo blindado y fue entonces que los policías a cargo de escoltarlo, finalmente se relajaron afuera, encendiendo un cigarro o simplemente retirando parte del equipamiento de seguridad individual.

El grupo de reos peligrosos fue confinado a un área específica del Cereso, anteriormente utilizada para aislar a los menores infractores, previo a la entrada en funcionamiento del Centro de Internamiento Para Adolescentes (CIPA). Allí, comparten espacio desde ayer con otros 80 internos.

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