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En las escenas de acción destacan tanto la musicalización como los efectos de sonido. (Redacción/SIPSE)
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Por Rafael R. Deustúa

Cada género cinematográfico se aprecia según su naturaleza, de un drama esperamos que remueva nuestros sentimientos y de una comedia que nos haga reir. De “Misión Imposible 5: Nación Secreta”, que nos brinde emociones sin sentido en una montaña rusa virtual de dos horas; no le pidan nada más, pues se decepcionarían, pero eso cumple.

Ethan Hunt demuestra de nuevo que es realmente indestructible. La organización de “Misión Imposible” es desmantelada por la presión ejercida por la celosa CIA, justo cuando Hunt se acerca al líder de una misteriosa organización llamada “El Sindicato”, que por medio de acciones terroristas estaría preparando un nuevo órden mundial. Lo bueno es que ser despedido y buscado como criminal no importa a nuestro héroe.

Actuación de Tom Cruise

Tras “Al filo del mañana”, una buena película que no tuvo el impacto que merecía en taquilla, Tom Cruise decidió hacer equipo de nuevo con el escritor y director Christopher McQuarrie para su nueva entrega de “Misión Imposible”. Ese sólo hecho demuestra que Cruise tiene tanta resistencia en Hollywood como Hunt en su universo, pues a estas alturas se suponía que Jeremy Renner ocuparía su lugar.

En “Nación Secreta” McQuarrie inicia rápido y luego acelera, dejando que cada escena de acción de paso a otra nueva, en unas predomina el suspenso, en otras la acción, pero definitivamente nos mantiene entretenidos todo el tiempo. Un mérito riesgoso es que, en un mundo poco impresionable gracias a los efectos digitales, elimina los efectos y lo hace notar para renovar la adrenalina en su audiencia.

Su manejo de los personajes es bueno y tiene buenos actores para respaldarse. Cruise tiene dominado a Hunt, al igual que Renner, Ving Rhames y Simon Pegg a su equipo. Destaca el hallazgo de Rebecca Ferguson, cuyo rol es quizá el más complejo y convence como actriz y figura de acción. Sean Harris es un buen villano muy al estilo de los de James Bond.

En las escenas de acción destacan tanto la musicalización como los efectos de sonido, la primera intensifica el suspenso o la emoción mientras que el segundo da realismo a las escenas.

El problema es que para ser el guionista de la legendaria “Sospechosos comunes”, McQuarrie apenas tiene aquí un burdo esquema de libreto con frases hechas y dedicado a justificar la existencia de las escenas de acción pero no lo que ocurre en ellas. Si uno contrabandea su cerebro a la sala de cine notará que la película se cae a pedazos, pero no lo diga pues eso arruina la emoción a los demás.

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