Everest no alcanza la cumbre

Las tomas de la montaña y sus paisajes, pasan de lo sublime a lo emocionante y viceversa.

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“Everest” es un filme que amerita verse en 3D. (Redacción/SIPSE)
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Por Rafael R. Deustúa
Antes de los años noventa subir el Everest era sólo para los alpinistas profesionales, y sólo uno de cada cuatro sobrevivía. En esos años surgen empresas como Consultant Adventures que por 65 mil dólares por cabeza se comprometen a llevar a la cumbre a escaladores amateurs. Es un éxito, pero para 1996 la montaña se congestionó y una tormenta, más un cúmulo de errores, provocaron la muerte de 12 personas. “Everest” es otra narración de esos hechos.

Tener un grupo de gente en una situación difícil y mortal suele representarse de forma emocionante en el cine de ficción. La ventaja de ese medio es que no está obligado a ser cien por ciento veraz con respecto a los hechos, mientras que un documental debe atenerse a ellos. El director, Baltasar Kormákur, no supo elegir y aunque en principio nos ofrece una historia con suspenso creciente, al final da un insípido recuento de anécdotas.

El hombre tenía opciones para brindar emoción sin faltar a la verdad, como el tipo de tomas o el empleo de musicalización que acentúe las emociones. Pero a falta de eso, hay momentos dramáticos que son risibles.

Pero “Everest” es más que Kormákur, tiene a Salvatore Totino como cinefotógrafo, y él realmente sabe sacar jugo al panorama que tenía enfrente. Las tomas de la montaña y sus paisajes, incluidas algunas que explotan el 3D para hacernos sentir el vértigo de caídas sin fondo, pasan de lo sublime a lo emocionante y viceversa.

Entre los actores hay muchos de calidad, pero son demasiados y tienen poco tiempo en pantalla como para desarrollar bien a sus personajes. Otro problema es que varios son indistinguibles por usar barba, googles y equipo para respirar, así que de repente no sabes a quién le pasa qué cosa. Aún así Keira Knightley tiene un par de minutos impresionantes y Emily Watson es consistente en su rol, y ayuda a reflejar el tono dramático de cada momento. Jason Clarke, Michael Kelly, Sam Worthington, Elizabeth Debicky, Josh Brolin, Robin Wright y Jake Gyllenhall tienen buenos momentos.

Los aspectos técnicos son los que hacen de “Everest” un filme que amerita verse en 3D, además de algunos buenos momentos, pero en general, carece de las emociones de la ficción.

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