Fernanda Duque/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Un promedio de 25 de cada 100 personas diabéticas en el estado perderán alguna extremidad en los próximos 10 años, debido a las complicaciones de la enfermedad derivadas, principalmente, de sus propios descuidos.

En el marco del Congreso de Medicina Física y Rehabilitación, realizado en Cancún, Roberto Uribe Noya, especialista en rehabilitación pediátrica, dijo que la diabetes es la principal causa por la que las personas requieren de una prótesis, seguido de accidentes de auto y malformaciones congénitas.

“Estas amputaciones se presentan de los 40 a los 45 años de edad en adelante, lamentablemente por una falta de educación tanto en salud como en higiene, hace que estos casos terminen en amputaciones”, explicó el médico.

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En Quintana Roo, solo en 2018 se detectaron tres mil 438 casos nuevos de la enfermedad y según las estimaciones del especialista, por lo menos 825 personas corren el riesgo de sufrir la pérdida de una extremidad.

En este caso, el pie es el de mayor probabilidad, debido a que las altas concentraciones de azúcar en la sangre ocasionan falta de sensibilidad, lo que impide al paciente darse cuenta de lesiones que puedan infectarse y ocasionar gangrena.

Costosa operación

Pese al índice de diabéticos que pasan por una amputación, las instituciones de salud pública no cubren estas necesidades por su alto costo - alrededor de 250 mil pesos-, por lo que Uribe Noya opinó que el gobierno federal debería destinar fondos para el desarrollo de instituciones dedicadas al diseño e implementación de prótesis.

 “A pesar de que existen instituciones como la beneficencia pública, creo que el sector salud debería tener un presupuesto muy grande para estos pacientes y para sus necesidades, que son costosas, pero que tal vez con un centro de fabricación nacional, podríamos solucionar estos temas”, dijo el doctor, quien lamentó que en México no haya una escuela que forme ortesistas y protesistas.

Consideró que Quintana Roo, donde se ha manifestado la intención de convertirse en un destino de salud y bienestar, podría aprovechar esta necesidad y fomentar la capacitación de especialistas en prótesis tecnológicas, que suplen las tradicionales de resina.