Sergio Orozco/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Las calles de Cancún lucen en poder de los grafiteros, caminar por la avenida José López Portillo, es como encaminarse en un paseo de inseguridad, las supermanzanas 62, 63, 64, 65 y 66, lucen desérticas y sus negocios cerrados, probablemente la delincuencia ha alejado a los inversionistas ante la poca capacidad de parte de las autoridades de frenar a quienes se dedican a robar a transeúntes y pequeños negocios de la zona conocida como el “Crucero”.

Las bandas juveniles tienen marcado su territorio a través de los grafittis, los cuales son parte del paisaje diario, incluso en algunos sitios abandonados, se nota la presencia de los delincuentes, quienes incluso se atreven a “grafitear” en sitios peligrosos como los tejados de los edificios.

La autoridad poco puede hacer por erradicar este mal, el cual genera un costo importante para los propietarios de negocios y viviendas, quienes tienen que reparar el daño comprando litros de pintura y al cabo del tiempo los delincuentes vuelven a atacar las propiedades.

La Secretaría de Seguridad Pública Municipal ha puesto a disposición del juez calificador a decenas de jóvenes que son sorprendidos en los patrullajes por los elementos policíacos, incluso algunos han terminado ante el agente del Ministerio Público del Fuero  Común por el delito de daños en propiedad ajena, sin embargo pocos son los que reparan el daño, mientras tanto continuaran las paredes de negocios y viviendas de la ciudad,  en manos de los llamados “grafiteros”. 

En el 2012, el Malecón Tajamar fue víctima de estos ‘adornos’ que mancharon y le dieron mala imagen al lugar al rayar con letanías de ‘amor’ las palmeras y las estructuras, en donde se podían apreciar frases como: “Te quiero”, “comimos helado”, “Federal 9”, corazones dibujados, caras con ojos saltones, nombres, regiones y números e incluso cartas plasmadas en el cemento.