Javier Ortiz/SIPSE
BACALAR, Q. Roo.- Enormes circunferencias de gravilla blanca marcadas en el suelo, tubería desmantelada, estanques de material llenos de maleza son los únicos vestigios que quedan de lo que hasta hace dos años fue una granja con seis enormes estanques de tilapia en la comunidad de El Paraíso.

A decir de los mismos habitantes, la actividad representó variedad en la alimentación de las familias que habitan en localidades cercanas y fuente de ingresos para otras más de la zona.

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Sin embargo, los altos costos de mantenimiento ocasionaron su desplome y posterior desmantelamiento, a decir de los mismos moradores, “la alimentación de los alevines (crías) y el mantenimiento que requieren los enormes estanques de agua donde se reproducen, ocasionó que fuera insostenible y tuvieron que cerrar hace como dos años”.

No fue posible localizar a la propietaria de la granja, quien acudió a la ciudad de Bacalar, a aproximadamente 60 kilómetros de distancia, a realizar unos trámites, pero los vecinos afirman que “un día, de pronto se llevaron los estanques que varios meses atrás dejaron de funcionar, según porque tenían cuarteaduras”, comentó Nicolás “N”.

Granjas en Bacalar 

No obstante, Martín Domínguez Viveros, director general de Pesca y Acuacultura de la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedes), afirmó que en el municipio de Bacalar existen nueve granjas que producen 42 toneladas de tilapia al año, que se ubican en las comunidades de Andrés Quintana Roo, El Paraíso, Progreso, Lázaro Cárdenas, Margarita Maza, Limones y dos en la cabecera municipal.

Sin embargo, la de El Paraíso no es la única granja inexistente, pues en la localidad de Andrés Quintana Roo, la subdelegada municipal, Leticia Vázquez Salazar, aseguró que nunca han contado con una infraestructura como la que señalan ni apoyo para impulsar la acuacultura.

“Obtenemos tilapias del cenote que tenemos, pero por temporada. Pero para comercializar, nunca hemos tenido”, subrayó.

De acuerdo con los datos aportados por el funcionario estatal, en el estado existen 32 unidades de producción que significan 180 toneladas del producto, a raíz del programa de Apoyo de Desarrollo a la Actividad, pues antes producían 54 toneladas al año, lo que representa un incremento significativo, según señaló.

Abundó diciendo que los mismos productores están pidiendo la conversión de esas granjas a comerciales, pues la producción que consiguen al año les permite que dejen de ser de autoconsumo, como al inicio fue el propósito para el combate a la pobreza alimentaria.

El 70% de estos módulos de producción están establecidos en los municipios de Bacalar y Othón P. Blanco, de acuerdo con sus datos.

No obstante, reconoció que algunas granjas ya no funcionan al cien por ciento, pues algunas producen a muy baja escala, para autoconsumo y conforme a sus recursos económicos, ya que el capital de trabajo representa uno de los principales obstáculos que implica el 80% de los productores, pues la Sedes les provee de infraestructura, equipamiento, capacitación y asistencia técnica, pero no hay apoyo para capital de trabajo.

Esta problemática ha ocasionado el cierre de dos granjas, una en Leona Vicario, al norte de la entidad, y en el municipio de José María Morelos, al sur, mientras que las demás, incluyendo las nueve de Bacalar, funcionan normalmente, de acuerdo a datos que aportó.