Por Rafael R. Deustúa

En el cine no es difícil justificar una muerte, basta que se lastime a un inocente para que podamos disfrutar la matanza de los agresores y allegados (el inocente ni siquiera debe ser humano, como lo prueba “John Wick”). El mismo principio funciona en las distintas ediciones de “12 horas para sobrevivir”, donde los “malos” matan por gusto y los “buenos” por necesidad... hasta ahora.

Un partido de ultraderecha llamado “Los nuevos padres fundadores” toma el poder en EUA para de devolverle su grandeza. Para combatir la inseguridad, experimentan con la teoría de que es mejor que las personas ventilen su odio en impunidad y dan amnistía a todo crimen cometido en Staten Island por 12 horas. Incluso ofrecen dinero a quién se quede, pero el gobierno tiene un plan secreto.

El libreto toma la premisa de todas las películas de “12 horas”, con un grupo de civiles enfrentados a psicópatas con licencia para matar. La fórmula es simple y efectiva pues es fácil identificarse con los personajes e incita a imaginar “y yo que haría”. La diferencia es que ahora es más incisiva en dar paralelismos con la actualidad estadounidense con el racismo al alza con la presidencia de Trump, puede ser una estrategia de mercadotecnia, pero funciona dentro de lo que cabe.

La dirección de Gerard McMurray es ante todo efectiva, aprovechando su presupuesto de forma efectiva y manteniendo un buen nivel de suspenso. Le falla el manejo de actores, se percibe en algunas tomas de Marissa Tomei donde ella no transmite nada concreto, en realidad parece confundida y en una actriz de su calidad es difícil imaginar que esa fue su mejor toma. En contraste, logra escenas impactantes con algunas muertes sangrientas.

Hablar de actuaciones es un tanto forzado, a sabiendas que todos lo personajes son estereotipados y totalmente planos. Un contraste curioso es que el héroe es un narcotraficante que considera la purga mala para sus negocios y lo interpreta con carisma Y'lan Noel. Lex Scott Davis hace un papel decente como una activista y Joivan Wade como su hermano.

Los efectos son básicos pero efectivos, pero en realidad no vemos nada fuera de lo común o destacado considerando el género.

Una película entretenida y que muy probablemente le merezca la misma opinión que tenga de las anteriores, sea buena o mala.