Llega a la meta para preguntar '¿quieres casarte conmigo?'

Al llegar al final de una carrera de 5.6 kilómetros, Francisco esperó a su novia, y frente a todos los espectadores, le propuso matrimonio.

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La pareja celebrará hoy la misa de su boda. (Tomás Álvarez/SIPSE)
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Joshimar Mendoza/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Muchas veces las personas miden el amor de pareja en años, meses, semanas o días, pero para este sentimiento tan humano, la edad y el tiempo son relativos, por no decir, irrelevantes.

Samantha y Francisco, de 24 y 30 años, respectivamente, son muestra de que el amor puede llegar en cualquier instante, pues en un año, han vivido una serie de acontecimientos que le dieron un giro a sus vidas: conocerse, salir, besarse, viajar, participar en eventos deportivos y, finalmente, comprometerse en matrimonio hoy, 14 de febrero.

Se conocieron en el Instituto Nacional de Migración de Cancún, donde ambos eran gestores de trámites a extranjeros. Curiosamente, los dos recién salían de una larga relación, por lo que entre sus planes no estaba enamorarse.

Francisco fue quien dio el primer paso, “la había visto en varias ocasiones y me gustaba mucho, sólo tenía que encontrar el pretexto perfecto para acercarme a ella”. El pretexto fue pedirle su número telefónico para que le avisara cuando llegaran al número de ficha de atención que tenía en Migración.

“Nuestro primer beso ocurrió por una apuesta en el Super Bowl del año pasado”, comentó Samantha. “A los dos nos gustan los deportes, y también apostar, así que Francisco mandó un mensaje diciéndome que si ganaba su equipo, yo debía darle un beso… el partido lo perdió mi equipo 43 a 8, así que ya se imaginarán”.

Para Francisco, dos semanas fueron suficientes para darse cuenta que estaba listo para declararse, y el 14 de febrero era la fecha ideal. “Ese día debía ser especial, así que la lleve al cine y después al mirador. La luna le daba un toque romántico a la escena, todo era perfecto”.

Con los ojos vidriosos “por una basurita”, según Samantha, también recordó ese momento, “me preparó unas cartas, eran igual a las solicitudes que hacemos en Migración, pero con todo cambiado, en donde me declaraba su amor, súper romántico”.

Tras un viaje a la Ciudad de México para ver un partido entre el Cruz Azul y el América, la pareja decidió que estaba lista para dar el siguiente paso. Los días pasaban y Samantha mandaba indirectas sobre cómo podría Francisco proponerle matrimonio, “creí que me lo pediría en uno de sus partidos”.

Francisco eligió una forma más original e insospechada para ella: una carrera de 5.6 kilómetros. “Siempre nos inscribíamos en carreras, y elegí ese día para entregarle el anillo de matrimonio al cruzar la meta”.

El futuro esposo terminó primero la competencia y explicó al animador lo que tenía planeado, “cuando saqué la cajita del anillo todas las personas voltearon a verme y me puse algo nervioso”, contó.

Al momento en que Samantha cruzaba la meta, lo primero que vio fue a su novio hincarse con una cajita abierta y decirle “¿quieres casarte conmigo?”. Entre que no tenía aliento y estaba sorprendida, la novia no lo podía creer, según relata, “estaba muy nervioso, tanto que me preguntó en qué dedo iba el anillo”.

La feliz pareja celebra hoy la misa de su boda en la Parroquia de la Sagrada Familia, acompañados de familiares y seres queridos. “Única, confiable y romántica”, así describen su relación de enamorados.

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