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El crecimiento de la percepción de la inseguridad aumenta más ante el caso del policía que murió en el cumplimiento de su deber y los ataques recientes.

La inseguridad es un flagelo que no solamente está afectando al municipio, sino al estado y a la nación completa.

Nos ha rebasado la inseguridad, eso es la realidad y una experiencia dolorosa y no solamente aquí en Quintana Roo, sino que es una situación que se vive a nivel nacional.

La muerte del oficial de la policía siempre es de lamentar todos los individuos están obligados a respetar la vida.

Las estadísticas difundidas en Quintana Roo durante estos dos primeros meses del 2017 indican que la inseguridad se incrementó. La ciudadanía asegura que ese es el principal problema social, por encima incluso del desempleo.

Los delitos de alto impacto han aumentado desde hace varios años, sobre todo los asaltos a mano armada, de acuerdo con las cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).

Esas cifras contrastan con el discurso optimista del gobierno del estado, que habla de una reducción de los índices delictivos. La Envipe (La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública) demuestra que no existe una diferencia significativa en la baja en ese rubro de 2017 con respecto a 2016. Por el contrario, demuestra que los niveles delictivos siguen siendo superiores a los registrados entre 2015 y 2016.

La encuesta nos coloca ya como uno de los estados más inseguros del país desde los últimos cuatro años, con una tasa de prevalencia delictiva sólo por debajo de Tamaulipas. Los delitos de mayor incidencia durante 2016 en la entidad fueron las extorsiones, los robos totales o parciales a vehículos, seguidos por robos o asaltos en la calle y los homicidios.

Además, en 46% de los casos de robo en la vía pública los delincuentes portaban algún tipo arma, de ahí que, según la encuesta, 69.6% de la población manifiesta sentirse insegura.

Con respecto a la cifra negra de las denuncias no presentadas, se estima que Quintana Roo va al alza con relación a los años pasados, pues un gran porcentaje de los delitos cometidos en la entidad no hubo una denuncia o no se inició una averiguación previa.

La seguridad empeora, “La crisis de la inseguridad va de la mano con el desempleo, pero también hay que tomar en cuenta el alza en la cifra negra de delitos; es decir, los casos que no se denuncian. En ese rubro Quintana Roo también rebasa el promedio de la media nacional”.

Aquí aplica la teoría psicológica de la desesperanza. Los ciudadanos en Quintana Roo ya viven con una depresión social, pues sienten que si han sido víctimas de un delito y deciden denunciar, lo único que van a perder es tiempo. La población siente que si presentan su queja no pasa nada. No hay confianza en las instituciones, hay un sentimiento de impunidad”.

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