“Cuando las barbas de tu vecino vieras cortar, pon las tuyas a remojar”. Con este refrán, que, cual efecto dominó, es traído a colación, inicio mi columna ante actitud déspota, agresiva y prepotente de una funcionaria, Assenet Lavalle, ex titular de la vivienda en Puebla, después de entrevista con empleada. Las consecuencias no se hicieron esperar y “fue renunciada” ipso facto. Como los tiempos cambian para bien, esperemos que la violencia intralaboral, sometimiento y vejación se conviertan en escenas grotescas del prehistórico México bárbaro.

Abundando en cuanto a los soportes legales modernos, recientemente entró en vigor la NOM 035-STPS-2018: Factores de riesgo psicosocial en el trabajo, identificación, análisis y prevención. ¡Cual cereza en el pastel!, toda vez que en nuestro cotidiano devenir los servidores públicos se ven amenazados y violentados de forma verbal e inclusive con agresiones físicas ante la falta de insumos para la atención de la salud o cualquiera otra circunstancia.

Los políticos y directivos de alto nivel olvidan que existe la tercera Ley de Newton: “A toda acción le corresponde una reacción”, así que los cambios en la conducta y violaciones al código son influenciadas por las actuales carencias y falta de recursos para servir al semejante. Súmele la incomodidad por las consabidas vueltas o “ser presa de las mentiras piadosas” como la de: ¡regrese en quince días y probablemente le podamos hacer su estudio!

Esta bola de nieve de esfuerzos sin dineros está llevando a que el personal de las empresas sufra y empiece a ser víctimas cada día con mayor frecuencia de desórdenes psicológicos. Por tal motivo, la finalidad de esta norma es identificar los elementos con impacto psicosocial, así como promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo. Esta norma 035 se aplica en todo el territorio nacional.

Como en todo, existen obligaciones a varios niveles contempladas en los numerales. Por ejemplo en el 6.2 (abstenerse de realizar prácticas contrarias al entorno organizacional favorable y actos de violencia laboral) o las enunciadas en el numeral 7.2 (b, c, e, f y g), que hacen alusión a las cargas de trabajo, exigencias con prepotencia y fuera de las funciones encomendadas, interferencia en la relación trabajo familia (muy ad hoc para los que se desempeñan en puestos administrativos), dejando de último el inciso f), que enfatiza sobre los liderazgos negativos con relaciones negativas, concatenado con el inciso g), que define los tipos de violencia laboral, como el acoso, hostigamiento y malos tratos.

En el camino andamos, y esperemos que las medidas preventivas y correctivas destacadas puntualmente en esta norma oficial sean letra viva, con cabal cumplimiento. Tenemos confianza y deseamos que los “lavalles o jurados” que aún andan por allí sean aniquilados por la razón y la justicia.