Un momento de reflexión

Los seres humanos somos los únicos animales que podemos pensar conscientemente...

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Los seres humanos somos los únicos animales que podemos pensar conscientemente, tenemos libre albedrío, valores morales y éticos y conocemos la diferencia entre el bien y el mal, así, sin mayores disquisiciones filosóficas.

Tenemos también, por desgracia, una gran predisposición a destruir todo lo que otros construyeron durante miles de años, convirtiéndonos en verdugos de todos aquellos que no piensan como nosotros.

Nuestros queridos lectores se preguntarán a qué se debe que este humilde escribidor esté haciendo estas reflexiones que normalmente no hace, se cuestionarán sino querrá cambiar su profesión de periodista por la de sacerdote.

Es muy sencillo: estos días en que una gran parte del mundo celebra la muerte y resurrección de uno de los personajes más extraordinarios de la humanidad, analizado desde el punto de vista de la fe, o como un ícono de las luchas históricas por los derechos fundamentales, son el pretexto perfecto para auto examinarnos desde una perspectiva sincera y auto reflexiva.

A lo largo de la historia humana, ha habido personajes increíbles que buscaron transformar el devenir del mundo tratando de hacer de éste un lugar más justo, donde no hubiera abusos contra los más débiles, tratando de hacer leyes para el bienestar de todos y no en beneficio de una minoría en el poder.

Si analizamos todas las épocas de la humanidad desde la muerte y resurrección de Jesucristo, podemos asegurar que su sacrificio sirvió de mucho para millones de personas que sufren injusticias, abusos y humillaciones. El consuelo de su palabra les ha servido para buscar respuestas a su dolor y sufrimiento.

El mundo no fue el mismo desde que Jesucristo apareció en escena, si bien los que dicen haber heredado su palabra en la tierra no han sido el mejor ejemplo de bondad, amor y comprensión, el ejemplo que él nos dio quedó grabado en nuestros corazones y nos ha hecho mejores personas, perdonando la palabra de un pecador como yo.

¿Usted querido amigo que lee esta columna, se ha preguntado qué sería del mundo sin las enseñanzas del hombre que ofrendó su vida hace más de dos mil años por pecadores como usted y como yo?

Las guerras, envidias, hipocresías, injusticias, abusos contra los pobres y demás actos brutales que han convertido este mundo en un verdadero infierno, pareciera que son un ejemplo vivo de que las enseñanzas de Jesucristo han fracasado.

Sin embargo, los que hemos fallado somos los seres humanos que no queremos entender que de nada sirven los buenos ejemplos si no los tomamos en cuenta; que si nos comportamos hipócritamente no es culpa de nadie más que de nosotros; que si endurecemos nuestros corazones para no ver el sufrimiento de nuestros semejantes es única y exclusiva responsabilidad de nosotros.

No echemos a la basura de la indiferencia las enseñanzas de un gran personaje que, seamos cristianos o no, cambió un mundo lleno de dolor por otro donde la esperanza aún no ha muerto.

P.D. Querido amigo Óscar: perder un ser querido como lo es una madre representa uno de los momentos más tristes, pero estoy seguro que ella querría para ti lo mejor del mundo, estamos para apoyarte en todos los momentos y circunstancias, nunca lo dudes.

 

Lo más leído

skeleton





skeleton