Vamos por el camino adecuado

Después de escuchar el Primer Informe de Gobierno de Carlos Joaquín González

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Después de escuchar el Primer Informe de Gobierno de Carlos Joaquín González, en el que puso énfasis en el estado caótico en que encontró la administración estatal, debido al saqueo vergonzoso de las finanzas públicas y de los múltiples abusos en contra de los quintanarroenses, queda claro que a partir de ahora los funcionarios de su gabinete tendrán que redoblar esfuerzos para seguir siendo tomados en cuenta.

La etapa de responsabilizar al anterior gobierno de los exabruptos que se cometan a partir de ahora queda fuera de lugar; quienes desde el inicio de la administración joaquinista lo han acompañado en la ardua tarea de gobernar, deberán comprender que no hay pretextos para dejar de cumplir su encomienda de hacer las cosas con transparencia, honestidad y compromiso.

En los dos escenarios donde el gobernador pudo saludar a políticos, empresarios, campesinos, jóvenes, y a todo aquél que se le acercó –en el Congreso del Estado y en el Centro Internacional de Negocios y Convenciones– pudo constatar una buena aceptación de su modo de gobernar, sin que ello signifique que esa aprobación se hará extensiva de manera automática para sus principales colaboradores.

Es seguro que en corto Carlos Joaquín ya tiene un diagnóstico exacto de cómo han trabajado los funcionarios que lo rodean; también es posible que en unos días más haya relevos en su gabinete, producto de ese análisis que tiene que ser frío, anteponiendo el interés de la sociedad por encima de los grupos políticos que se pelean con todo para seguir en el poder.

Importante será que los servidores públicos que forman el primer círculo del mandatario, hagan un ejercicio de autocrítica que les permita retomar el rumbo o de lo contrario tendrán los días contados en la administración estatal.

Cada uno conoce cuáles han sido sus errores y aciertos, sus debilidades y fortalezas; en la medida que se convenzan de que tienen que mejorar su desempeño como servidores públicos, tendrán la certeza de que seguirán contando con la aprobación del gobernador, quien ha externado que no permitirá desvíos ni inconsistencias en el actuar de sus colaboradores.

El Primer Informe fue el escenario perfecto para observar a una clase política diversa, que sin embargo ese día se conglomeró alrededor de un personaje que independientemente de su forma de abordar los problemas, lo ha hecho consciente de que era necesario poner un alto a la impunidad y la corrupción que estuvieron a punto de desbarrancar al gobierno.

A partir del segundo año, Carlos Joaquín deberá redoblar esfuerzos para comenzar a consolidar los cambios que inició en septiembre del 2016 y tomar el control de manera más férrea sobre su gabinete. Los integrantes de éste, por su parte, no podrán confiarse en ningún momento, porque de hacerlo terminarían muy pronto en el olvido como la parte que fracasó en su intento por transformar a Quintana Roo, pero que no pudieron o no quisieron hacerlo.

Vientos nuevos soplan sobre la comarca, podría decirse; lo único que esperamos los quintanarroenses, es que en el camino de aquí a los siguientes cinco años todos aquéllos que no entiendan esta premisa abandonen el barco, para que otros con visión y compromiso entren al relevo.

Quintana Roo necesita además de un gobernador convencido de su papel de transformador, a un grupo de colaboradores que trabajen a la par de esa misma idea, o mejor que se hagan a un lado.

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