Se apagan sus sueños de ser porrista, por las balas
José "N" se encontraba afuera de su domicilio cuando fue alcanzado por varios disparos que le quitaron la vida.
Eric Galindo/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- “Ito” se sentó en la banqueta frente a la puerta principal de su casa, sus dedos se movían con agilidad tocando el teclado “touch” de su celular, se mensajeba con sus amigos. No vio venir el ataque desde un vehículo en movimiento que entró en sentido contrario por la calle 10 de la Región 95, la madrugada del domingo 8 de junio. El olor a pólvora y el sonido de las balas invadieron el ambiente: reinó el caos y la confusión. El cuñado de José "N", mejor conocido como “Ito”, empujó la puerta y lo arrastraró al interior.
Encontró a su hijo agonizando
Con dificultad llegaron hasta la cocina, que estaba a unos seis metros de la entrada principal. María “N” bajó las escaleras y encontró a su hijo, “Ito”, agonizando en la puerta, su yerno también estaba dentro de la cocina.
María "N" salió, pero ya no vio nada, pidió ayuda a sus vecinos para que llamaran a una ambulancia. Regresó donde se encontraba su hijo, lo tomó en sus brazos, él tenía la mirada fija, sabía que ya estaba agonizando. Lo iban a trasladar en un vehículo particular cuando llegaron paramédicos de la Cruz Roja, pero “Ito” ya no tenía signos vitales.
José era un hijo ejemplar
José "N", es el segundo de tres hijos, nació en Cancún, en cuatro meses iba cumplir 20 años de vida y otra de sus metas: competir por el campeonato nacional de porristas en el Estado de México. Era buen estudiante, un hijo ejemplar. Su gusto de ser porrista inició hace tres años, durante sus estudios en el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos de Quintana Roo (Cecyte).
Poco a poco, jóvenes se fueron interesando por aprender coreografías de porristas y danza clásica. A la fecha enseñan a cerca de 50 jóvenes, entre hombres y mujeres. Para él su vida era enseñar coreografías, al principio muchos adolescentes se sumaban a su proyecto, su esfuerzo se reflejó con las competencias estatales y nacionales. Reconocimientos y trofeos tapizan las paredes de la academia donde el lema era: “Baila, Grita, Proyecta y Sonríe”.
A las 19 horas, de aquel día le pidió 20 pesos para ir a entrenar. Regresó a las 22 horas y cenó. Se fue a la casa de su hermana mayor, que está a una cuadra. Estaba con cuatro de sus amigos, entre ellos su cuñado. Regresó a las dos de la madrugada del domingo a su casa, eran 2:15 cuando doña María le dijo que se metiera, le contestó “ahorita”.
Doña María se dormitó viendo una película cuando las detonaciones de pistola la despertaron. Al salir su yerno lo estaba arrastrando; “Mami”, fueron sus últimas palabras.