Celebran el Día del Niño con juegos tradicionales

En las comunidades rurales de Felipe Carrillo Puerto los dispositivos electrónicos no existen.

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El trompo es uno de los juegos tradicionales que los niños de las comunidades rurales no han olvidado. (Másde131).
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Agencia
FELIPE CARRILO PUERTO, Q. Roo.- En las comunidades mayas de Felipe Carrillo Puerto, volar papalotes es una tradición que prevalece entre los niños de la zona.

En esta parte central del estado de Quintana Roo, las tabletas electrónicas y video consolas no existen, en cambio las bicicletas y pelotas, muñecas y juguetes tradicionales prevalecen, informa Notimex.

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En la alcaldía de Señor, que se localiza a 30 kilómetros de la ciudad de Felipe Carrillo Puerto, los niños aprovechan los fuertes vientos que se registran en esta época del año para volar sus papalotes.

En entrevista, Reynaldo Poot Pat, vecino del lugar, explica que es en abril cuando los niños arman sus papalotes o papagayos, se ponen a jugar “kimbombas”, canicas y trompos, entre otros pasatiempos.

Refiere que aprovechan las vacaciones de Semana Santa para empezar a preparar sus papalotes. Consiguen los hilos, la madera que encuentran de gajos y ramas de árboles resecos, y ya con hilo, nylon, papel periódico o maché si la economía familiar lo permite, arman sus papalotes.

Don Reynaldo explica que el “secreto” está en aprovechar los fuertes vientos, propicios por lo cálido que permite elevarlos y volarlos.

De esta manera, los pequeños se divierten con estos juegos tradicionales que aún persisten en las zonas indígenas mayas de Quintana Roo.

Sin embargo, Reynaldo Poot, resalta que este tipo de juegos desgraciadamente van desapareciendo porque ahora los niños los hacen de menos y prefieren otros más “modernos”, sobre todo los electrónicos.

“Desafortunadamente para ellos, en la zona maya no hay dinero ni las condiciones para que se entreguen a los videojuegos, pero lo maravilloso es que encuentran otros juguetes”, añade.

En ese sentido, refiere que volar el papalote se presta todavía a la realidad rural en virtud de que ante la falta de mucho cableado y a la abundancia de espacio libre es posible jugarlo donde sea, lo que no pasa en las grandes ciudades.

Relata que si bien lo tradicional prevalece en la zona maya de Quintana Roo, también es cierto que la modernidad llega en busca de adueñarse de los niños y por eso se instalan máquinas de videojuegos en las tiendas.

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