El Proceso Electoral 2017-2018 representa un reto mayúsculo para las instituciones involucradas en la organización, en este caso para el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Instituto Electoral de Quintana Roo. Treinta entidades celebrarán la elección de al menos un cargo local en la misma fecha de la elección federal para la renovación de la Presidencia de la República, el Senado y la Cámara de Diputados. Es, desde el punto de vista técnico, la elección más compleja en la historia del país.

Es un hecho que el domingo uno de julio de 2018 podría convertirse en un foro para la viva expresión del descontento social y el malestar de las y los ciudadanos mexicanos. Las autoridades convocarán a cerca de 89 millones de mexicanos inscritos en la lista nominal de electores para participar en la elección federal y 30 elecciones concurrentes en las entidades federativas, entre ellas Quintana Roo donde no está de más decir que el papel que ha desempeñado hasta el momento el Ieqroo de la mano de Mayra San Román Medina Carrillo ha sido puntual, sobre todo por estar trabajando de la mano de los integrantes de su consejo general Y por poner sobre la mesa el tema de la transparencia.

Lo cierto es que uno de los principales retos del Ieqroo será el mantener la participación ciudadana que se ha tenido con anterioridad y si es posible aumentarla en estas elecciones venideras. Sin lugar a dudas va a ser la primera experiencia concurrente y por lo cual también se vivirá la primera experiencia de cómo se capacitará a los funcionarios de casilla, y obviamente no va a ser fácil la capacitación para que respondan a los requerimientos federales y locales.

De acuerdo con las reformas electorales federales, el INE tendrá a su cargo la recepción de la votación popular en todo el país, tanto de las elecciones federales como de las locales. Ello hace aún más delicados los trabajos para determinar los lugares en que se instalarán las casillas. Debido al crecimiento natural de la población en edad de votar, es decir del padrón electoral y la lista nominal de electores, los funcionarios de la mesa directiva de casilla serán un número de ciudadanos superior que en el pasado. Ese escenario electoral se convierte por sí solo en una oportunidad para transitar a nuevos horizontes, donde las autoridades electorales deben ser garantes de un proceso sin tropiezos, donde la ciudadanía tenga la certeza de que podrá expresarse libremente en las urnas.

Será, sin duda, una dura prueba para el sistema electoral mexicano. Y es que de cara a la elección del 1 de julio, el factor más importante sin lugar a dudas será el ciudadano, querido lector. Es importante que cada ciudadano sienta que el Ieqroo organiza adecuadamente las elecciones locales en coordinación con el INE. Lo que cada ciudadano espera es que los partidos estén a la altura de la exigencia popular, es decir, que ofrezcan de manera transparente propuestas adecuadas y pertinentes, sin mentiras, para poder elegir. Que tengan creatividad para llamar nuestra atención sin tener que recurrir a la guerra sucia. Debemos recordar que en los procesos electorales que vivimos en el 2016 en México y recientemente en los Estados Unidos, al final el último que tuvo la palabra fue el votante, y no los medios de comunicación, ni mucho menos casas encuestadoras, porque al final de la campaña el ciudadano le va apostar a la opción que más lo haya convencido o a la plataforma que contenga las respuestas a las demandas de su comunidad. Sin duda alguna por ello los candidatos que asumirán la máxima responsabilidad de buscar el voto de la ciudadanía tendrán que delinear una estrategia acorde a lo que esta quiere escuchar de ellos, y para ello deben primero conocer su sentir.

El reto es grande porque hay poca credibilidad en los políticos, en los partidos y en los gobiernos; sembrar esperanza a través del engaño ya no es fácil, como lo quiere pintar aquel viejo político que vive de esta, porque hoy es más fácil desmentirlo a través del internet.