Son necesarios los informes municipales

Si bien los informes municipales es parte de la rendición de cuentas que deben de tener...

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Si bien los informes municipales es parte de la rendición de cuentas que deben de tener los alcaldes para los ciudadanos siempre y cuando tengan cosas positivas que dar a conocer, cuando su ejercicio anual haya sido del agrado de los habitantes, pero cuando está lleno de tropiezos creo que los más decente que deberían de hacer algunos de estos presidentes municipales es entregarlo a su cuerpo de regidores y listo.

Por ejemplo a un año de la administración municipal de Otoniel Segovia Martínez, un año donde aún siguen culpando a los de atrás de lo mal que está nuestra bella capital. Un año que en vez de estar criticando todo lo heredado hubieran puesto a buscar soluciones, que créanme existen, nunca lo hicieron y lo único que se necesitaba era oficio político y voluntad.

Muchos ciudadanos se preguntan en donde quedaron esas palabras de que ahora todo cambiaría, de que ahora tendrían el apoyo del gobierno federal en todos los sentidos, cuando a simple vista se nota que no pueden ni resolver sus ambiciones de poder interna, cuando vemos que no pueden resolver el tema del alumbrado público, cuando vemos que en el tema de la basura continua, cuando vemos que existe una persona que se excede en sus atribuciones como secretario particular.

Ojalá después de este "Informe de logros" ya se empiece a ver esa famosa cuarta transformación en mi bello Chetumal. Lo que es una realidad es que los alcaldes desde días antes del 3 de septiembre velaron armas para rendir sus respectivos informes de gobierno, mismos que comenzaron después del informe del ejecutivo del estado.

En un ejercicio en teoría de rendición de cuentas municipal, los ciudadanos queremos que los pormenores del trabajo de los presidentes municipales, sea congruente con la realidad y que éstos no se dediquen –como suelen acostumbrar-, nada más a entregar las cuentas alegres como el caso de la capital del estado con el señor Segovia.

Es cierto que los ayuntamientos pasan por momentos complicados, en parte por el peso de la deuda pública global o “histórica,” pero también por laudos laborales que, como se ha comentado, obligan a las autoridades locales a erogar fuertes sumas de dinero para salir del paso, frente a demandas ganadas por ex servidores públicos que fueron separados de sus cargos.

A eso hay que agregar, los recortes que han padecido las administraciones, que han venido en cascada desde el gobierno federal y que los han hecho verse en la necesidad de reducir muchos gastos, ante la insuficiencia de recursos provenientes de participaciones. Y por si fuera poco, a esa situación de recortes presupuestales se adhiere el hecho, de que no todos los ayuntamientos ejercen una adecuada política de eficiencia recaudatoria, ya que llegan a irse a los extremos, queriendo unos exprimir al ciudadano con políticas de terrorismo fiscal caso puntual el del municipio de Othón P. Blanco que solo falta que por ir al baño te quieran imponer un impuesto.

El otro tema complejo, es el de la seguridad pública, ya que aunque prácticamente todos los municipios de la entidad le invierten a este rubro, las policías locales parecen solamente estar atendiendo en el mejor de los casos, los efectos, que no las causas del fenómeno delictivo. Los focos rojos están encendidos en las demarcaciones con alta densidad de población, donde ocurren cotidianamente actos ilícitos, que van desde robos a transeúnte, sustracción de vehículos, hasta los considerados de alto impacto, como ejecuciones de personas, acciones que se vinculan con la delincuencia organizada.

No es posible tapar el sol con un dedo: la mayoría de los alcaldes no han conseguido revertir este problema y hay municipios cuyos habitantes viven en la zozobra, como Othón P. Blanco y bacalar los cuales se han vuelto tierra de nadie, por la impunidad con la que opera el hampa.

Indudablemente creo que es necesario que algunos de los alcaldes de Quintana Roo realicen un ejercicio de reflexión y pongan en el fiel de la balanza, lo que está ocurriendo en los sitios donde gobiernan, ya que si algo caracteriza a la ciudadanía de hoy, es su enorme descontento con los gobiernos, partidos, candidatos y su probado desinterés, por todo lo que tenga que ver con la vida pública.

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