Campañas, el inicio
El inicio de las campañas locales para la renovación de las once alcaldías quintanarroenses...
El inicio de las campañas locales para la renovación de las once alcaldías quintanarroenses ha arrancado con la peor dinámica en la historia de la entidad, con actores y autoridades cuestionadas, pero sobre todo con un desgano ciudadano por participar e informarse, baste tomar como ejemplo lo que ocurre en el proceso federal cuyas campañas cumplieron ya su primer mes y cuyo favorito ha sido definido más por el hartazgo de las personas, que por la propuesta del candidato.
Con lo anterior como contexto, puede aseverarse sin temor a equivocación que todos los candidatos a las alcaldías ven a un solo rival: El efecto AMLO, pues temen que Andrés Manuel López Obrador genere en las entidades la aprobación que tiene su candidatura a la presidencia, y que los candidatos que contienden por Morena alcancen el triunfo, independientemente de sus capacidades; aunque el ideal democrático sería que el ciudadano lograra distinguir, el temor parece bastante fundado.
Si lo anterior es así, resulta entonces que, para el caso de Quintana Roo, la batalla será entre los candidatos oficiales, de la coalición “Por Quintana Roo al Frente”, contra los abanderados de “Juntos Haremos Historia”, de Morena y Partido del Trabajo (PT) –el Partido Encuentro Social contiende en la entidad por separado- , lo que, en teoría, dejaría con muy escasas posibilidades de triunfo a quienes contienden por la coalición “Todos por México”, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Nueva Alianza (Panal) y Verde Ecologista (PVE), pero como la mitad del electorado define su voto justo antes de depositarlo en la urna, nada está definido.
45 días tendrán los candidatos a alcaldes para promover su propuesta, para demostrar que los candidatos priístas son diferentes a Roberto Borge y todo lo que se relacione con la docena trágica cozumeleña; los abanderados del cambio tendrán que hacer acopio de imaginación no sólo para presentar una propuesta real, sino para explicar qué parte del cambio les tocará construir y las razones por las que muchos de los beneficios prometidos no terminan por llegar, particularmente al sur quintanarroense y los de Morena… bueno, difícilmente buscarán diferenciarse de Andrés Manuel; por el contrario, mimetizarse será su objetivo y principal activo de triunfo.
Reducida a su mínima expresión, sin que parezca un despropósito, la batalla en Quintana Roo será pues entre el refrendo del triunfo de 2016 por parte de la administración del cambio, contra el monstruo que amenaza ser la ola de Andrés Manuel López Obrador. Un gobierno con apenas dos años de iniciado, con la alta legitimidad que tuvo en las urnas y con una gestión que día a día asegura cumplir compromisos, no debiera temer a un efecto de coyuntura.
Por cierto y a propósito de propuestas, prepárese el lector para recibir toda clase de propaganda, visitas en donde el candidato lo abraza con una familiaridad inusitada, invitaciones constantes a ágapes y reuniones “entre amigos”, y para escuchar promocionales en los que se dará cuenta de lo sencillo que es resolver los problemas nacionales con tan honestos representantes; pero ante todo, ahora que deberá administrar la “abundancia” de dádivas, no olvide que está en juego el futuro del país cuando acuda a las urnas.