Justicia: entre lo deseable y lo posible

El contraste entre los logros de la justicia quintanarroense en su cruzada contra...

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El contraste entre los logros de la justicia quintanarroense en su cruzada contra los ex funcionarios del borgismo, acusados como corresponsables del desvío de una indefinida multimillonaria cantidad –primero se hablaba de casi 20 mil millones, luego de 11 mil millones, y ahora ya nadie sabe cuanto– se percibió con toda claridad en los últimos días, con la liberación del ex director de la Apiqroo, Ercé Barrón Barrera, y la posterior detención del ex secretario de Gobierno, Gabriel Mendicuti Loría.

Ambos eventos retratan la actuación de la Fiscalía General comandada por Miguel Ángel Pech Cen y permiten hacer una evaluación real del alcance de la justicia, que para muchos ciudadanos ha quedado muy lejos de lo prometido.

En primer lugar, la liberación de Ercé Barrón, quien recibió el beneficio de un juzgado federal de la reclasificación del delito del que se le acusaba y recuperó su libertad con el risible pago de 10 mil pesotes en las narices de una Fiscalía que ni siquiera alcanzó a respingar, deja el regusto en la opinión pública de que las detenciones de estos ex servidores públicos son simples golpes mediáticos, pero más allá de unas penas cortísimas y la quema pública del honor, en nada contribuyen para saciar la exigencia de justicia.

Por otra parte, la detención de Gabriel Mendicuti Loría, hasta el momento el pez más gordo capturado del gobierno anterior, sin tomar en cuenta al ex gobernador Roberto Borge, se realizó en el momento más oportuno para la Fiscalía, justo después del “oso” de la libertad de Ercé Barrón.

A Mendicuti se le responsabiliza de participar en el daño al patrimonio del estado por 534 millones de pesos, acusación que difícilmente se sostendrá, y eso ya lo veremos en el proceso.

Lo deseable para todos, incluyendo al propio gobierno estatal y la Fiscalía que lo representa, sería lograr la prometida reparación del daño al menos en un porcentaje decente, cosa que no ha ocurrido en absoluto.

Porque antes que lo deseable está lo posible, y las laxas leyes mexicanas brindan innumerables recursos a los hoy detenidos para escapar del castigo a cambio de un par de hot dogs y unos “chescos”.

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