Por: Rafael Destúa

Guillermo Del Toro inició su carrera con una extraña historia, más cercana al suspenso que al terror, “Cronos”, a partir de la cual forjó su carrera. 

Veintidos años después nos da una narración de características semejantes, a medio camino entre el terror y el realismo mágico, que rinde homenaje a los seriales televisivos de terror como “Alfred Hitchcock presenta”, “Galería nocturna”, “Cuentos de ultratumba” y la mexicana “Hora marcada”, donde el mismo Del Toro trabajó.

Durante el siglo XIX, Edith, una bella joven estadounidense, se enamora de Thomas, un gentil baronet inglés, quien la quiere por esposa. 

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El padre de ella se opone, pero no alcanza a explicar el por qué a su hija, pues muere y es Tom el que está ahí para consolarla. 

Afortunadamente para Edith ahora tiene la oportunidad de empezar una vida nueva en la vieja mansión de su marido, o eso cree ella.

Bellos decorados, tomas y movimientos de cámara muy cuidados, fotografía, vestuario, iluminación, diálogos... cada aspecto de “La cumbre escarlata” esta bellamente elaborado y se percibe el tiempo que se tomaron Del Toro y su equipo para lograrlo. 

La cinta invita a apreciarse mas allá de su historia y los sustos que puede brindar, por la misma belleza de los detalles.

El director mexicano nos introduce en la historia a través de ellos, para perfilarnos a su heroína como una chica moderna para su época, encarnada en el carisma natural de Mia Wasikowska. Ella nos sirve de hilo conductor en principio, y a través de sus ojos, vemos un aspecto de la historia, pero Del Toro da una narración dual, y por medio del médico Alan McMichael (Charlie Hunnam) nos da otra perspectiva.

Tom Hiddlestone y Jessica Chastain completan el cartel y ofrecen muy buenas actuaciones, al igual que sus coestrellas.

Tal como en “El laberinto del Fauno”, parte de la historia la obtenemos a través tanto de las imágenes, argumentos, como emociones. 

El diseño de producción de Thomas E. Sanders, la dirección de arte de Brandt Gordon, el vestuario de Kate Hawley y las escenografías de Jeffrey A. Melvin con Shane Vieau, forman parte de la narración, tanto o más que el libreto, dando vida al misterioso universo de la “Cumbre Escarlata”. Una muy buena cinta que, aunque no asuste mucho, ronda la mente mucho después de salir del cine. Muy recomendable.