La democracia sin educación es inútl

El padre de la filosofía griega, Sócrates, tenía serias dudas respecto a... la democracia.

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El padre de la filosofía griega, Sócrates, tenía serias dudas respecto al gran invento de su tierra: la democracia. Sus comentarios eran tan simples como desconcertantes: cómo saber si la decisión tomada en urnas por una mayoría en efecto está basada en un análisis serio de las alternativas en juego.
Lo comparaba a un barco en altamar; donde la decisión de cuál sería el mejor capitán se dejara en manos de los especialistas en navegación o de todos los marineros, remeros y grumetes. Obviamente la posible decisión tomada por la mayoría corre el riesgo de elegir al más popular por encima del más capaz.
De la misma manera que el vendedor de dulces de una ciudad es mucho más popular y querido que el sangriento dentista o el médico. Lo más probable es que la gente escoja sabrosos postres, pasteles y golosinas por encima de sangrías, muelas perforadas y pústulas drenadas; sin tomar en cuenta que el médico o dentista son los realmente indispensables.
La cura a semejante “falla” es sin lugar a dudas la educación y la información. Las sociedades nórdicas que siempre resultan en la envidia de las naciones liberales por sus sistemas igualitarios, su distribución razonable (ojo: razonable) de la riqueza tienen como denominador común a ciudadanos votantes muy educados en su mayoría y con acceso garantizado a los mejores sistemas educativos del mundo.
Hoy en día, por ejemplo, en nuestra América, no es posible recibir una educación de calidad en todos los niveles si no se hace al menos alguna de las fases en una institución privada. Con una pobreza generalizada como la que caracteriza a nuestras naciones es imposible que todos los ciudadanos puedan garantizarles a sus hijos una educación que les permita llegar el límite de sus capacidades o (¿Por qué no?) de su ambición.
Sin votantes educados e informados no podemos esperar decisiones educadas e informadas. Todo el tiempo he escuchado a personas de nivel, educadas e informadas despotricar de la falta de educación y de la falta de nivel de otras personas. Se me hace extraordinariamente injusto juzgar eso sin considerar que las oportunidades de esas personas distan mucho de las oportunidades de otras. Lo más triste es que la propia toma de decisiones basado en un estándar de juicio no educado ocasiona condiciones que aleja aún más el ideal de la igualdad de oportunidades.
Los nuevos pillos engañan a masas enteras con el mismo cuento de pastelero versus el médico y siguen sin garantizar el acceso a educación de nivel a todos los ciudadanos por igual y a un sistema de salud sólido y preventivo. De esta manera se siguen gestando generaciones enteras de jóvenes sin recibir una educación buena que da como resultado decenios de tomas de decisiones sobre quién debe gobernar basados en sentimientos en lugar de un profundo análisis.
Temas tan tristes como la derogación, en lugar de su perfeccionamiento, de la Reforma Educativa nos deja sin la cantera de niños independientes y con la base necesaria para llegar en su momento a ser ilustrados. Se propició el interés político en lugar del interés pragmático y racional de que simplemente nuestros hijos, todos nuestros hijos, deben tener educación de primera sin necesidad de pagar un solo peso. Y como el denominador común es la falta de educación, como regla general, no nos damos cuenta de lo grave que esto resulta y nos asustamos más por dejar libre al hijo de “El Chapo” que el hecho innegable que toda una generación de estudiantes de nivel básico de escuelas públicas está de nuevo condenado a recibir educación mediocre que los deja listos para seguir manteniendo en el poder a gobernantes que seguirán dejando libre a los nietos y bisnietos de “El Chapo”. Debería asustarnos más una persona desinformada con una credencial para votar que un delincuente armado.

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