La incertidumbre partidista rumbo al 2018 (Parte I)

Una realidad desconocida viven en la actualidad los partidos políticos en Quintana Roo...

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 Una realidad desconocida viven en la actualidad los partidos políticos en Quintana Roo tras el drástico cambio de equilibrios que trajo consigo la histórica derrota del PRI en la contienda por la gubernatura, caída que impulsó el ascenso de nuevos actores como el PAN, el PRD y el Partido Verde (PVEM), que son los que resultaron más favorecidos en las pasadas elecciones.

 Ajustándose apenas a sus nuevas condiciones, los partidos políticos -grandes y pequeños- están obligados a consolidar sus propuestas y pulir sus cuadros en un corto periodo de tiempo, pues el importante proceso electoral de 2018 en el que estarán en juego la presidencia de la República, las diputaciones federales, las senadurías y las once presidencias municipales indispensables para el control político a nivel local.

 Sin tiempo para acomodarse a las nuevas reglas del juego, cada partido está empezando a tejer su propia estrategia para llegar lo más fuerte posible a la próxima contienda, donde no jugarán solos, pues las dirigencias cupulares tendrán mucho que ver en la toma de decisiones.

 Los que enfrentan el mayor reto son el PAN y el PRD, quienes salieron del profundo bache en el que se encontraban para saltar a las alturas gracias al impulso de Carlos Joaquín González, un ex priista de peso completo que los llevó a la victoria.

 Por servir de vehículo a Carlos Joaquín para llegar a la gubernatura, el PAN y el PRD también recibieron los beneficios de la alternancia al recibir importantes espacios dentro de la administración estatal y en el Poder Legislativo para algunos de sus principales personajes.

 Pero la pragmática alianza de panistas y perredistas, que equivale a unir a rudos y técnicos en el mismo bando, pende de un hilo para el 2018, pues sus dirigencias nacionales están decantándose por tomar caminos diferentes.

 En el PRD nacional hay un importante bloque que se niega a ir en busca de la presidencia de la mano del PAN y están pugnando por una alianza de izquierdas, coqueteando con Morena, mientras que al PAN se le ve cada vez más cerca del Tricolor, e incluso ya corre el rumor de que podría darse un pacto tácito entre ambos partidos para entregarse la presidencia entre ellos, tal como lo hicieron en el 2000 cuando Ernesto Zedillo puso la presidencia en bandeja al panista Vicente Fox.

 La improbabilidad de una alianza para el 2018 incide directamente en los ánimos de panistas y perredistas a nivel local, porque los principales cuadros de ambos partidos tienen aspiraciones serias para convertirse en candidatos en esa próxima oportunidad, y desde este momento ya están trabajando para ello.

 Su frágil relación, estaría rompiéndose dentro de pocos meses debido a la beligerancia común en tiempos electorales. Al tiempo.

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