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Los campesinos abandonan las poblaciones ante la imposibilidad de continuar con la tradición de los cultivos. (Luis Soto/SIPSE)
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David Sosa/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- En algunos lugares, mayormente en poblaciones pequeñas del país, incluso en los tres estados de la Península de Yucatán, aún perduran las tradiciones de las cabañuelas, una vieja forma de la milenaria cultura maya de predecir o pronosticar el tiempo e incluso, la forma en que la antigua civilización predecía el tiempo y programaba sus ciclos de quemas, siembra y cultivo de diversos productos agrícolas, principalmente de maíz.

Para Justino Oxté, originario de Akil, Yucatán, y que optó por viajar a Cancún ante la imposibilidad de continuar con la tradición de poder cultivar calabaza, limón y principalmente maíz, aunque la herencia que recibió de sus padres también incluían apiarios, produciendo miel para allegarse recursos, y para autoconsumo, las cabañuelas eran parte primordial en dichas actividades.

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El origen de las cabañuelas en México proviene de la civilización maya. Los calendarios de ese entonces consistían de 18 meses de 20 días cada uno y cada día del primer mes dejaba ver cómo sería el clima de cada uno de los otros meses que le seguían, según el conocimiento antiguo.

Algunos autores ubican el origen de la palabra en España, como diminutivo de cabaña. Procede de las pequeñas tiendas que los judíos colgaban en sus calles con ocasión de la fiesta de los tabernáculos, recordatorio de los 40 años que pasaron vagando por el desierto del Sinaí, con sus casas portátiles, de un lado para otro.

Llegada de los conquistadores

En México, ya con la llegada de los conquistadores y el nuevo calendario de 12 meses, se adaptaron las cabañuelas a este calendario romano.

Desde el punto de vista científico, las cabañuelas carecen por completo de sentido a la hora de obtener predicciones sobre el tiempo meteorológico.

 El primer tratado científico occidental sobre el tiempo lo escribe Aristóteles, que describe como válidos varios métodos de predicción a largo plazo.

Recuerdo que mi abuelo decía: “Hoy está nublado, puede que llueva mucho, puede que llueva poco o puede que no llueva nada”, finalizó Justino.

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