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El catedrático de Harvard, Gary King, estuvo en Cancún para impartir una conferencia magistral en el marco del reciente V Congreso Internacional de Ciencia Política, organizado por la Universidad de Quintana Roo, en colaboración con organismos electorales e instancias académicas. Por sus múltiples obras y trabajos de investigación, el intelectual es uno de los referentes más prestigiados de Estados Unidos.

En el Cancún Center presentó una de sus investigaciones más conocidas e impactantes: los millones de mensajes subidos a Internet, por el gobierno chino, para propiciar estados de ánimo, distraer a los ciudadanos, exaltar los símbolos del Partido Comunista e incidir en los debates más sensibles en favor del comité central.

Según King (quien lo elaboró con otros dos profesores) en esa nación asiática se inventan unos 488 millones de comentarios “positivos” cada año: aproximadamente la mitad aparece en sitios web estatales y el resto es insertado en los 80 mil millones de mensajes que ingresan en el Internet de China. Esto significa que uno de cada 178 es inventado.

La conclusión fue que es una de las estrategias de los regímenes autoritarios para controlar Internet, y principalmente las redes sociales, porque apuestan a la poca información concluyente, que no les permite tomar decisiones a los grupos de presión, o sencillamente a la desinformación, todavía peor.

En Estados Unidos el presidente Donald Trump vapulea a la prensa por las “fake news” (noticias falsas o amarillistas) para restarle credibilidad ante los ciudadanos. “La deshonestidad está fuera de control”, ha dicho, para poder investigar supuestas filtraciones que, según él, son “actos criminales”.

Citó otros ejemplos: En Corea del Norte no tienen redes sociales, aunque las gacetillas oficialistas propagan “constantes agresiones de extranjeros” para mantener en zozobra a la población y así poder intervenir cuando amerite. Lo mismo se dice de otros comunistas, aislados en tal sentido.

En Rusia han utilizado “bots” y “trolls” para boicotear campañas o provocar pavor en “territorios hostiles”. Se habla de una agencia profesional de hackers al servicio de Vladimir Putin, el presidente, la cual inclusive ha interferido en elecciones estadunidenses, su histórico rival ideológico.

En Cuba, nuestro paravecino, la penetración del mundo digital, si bien sigue avanzando y ha tenido un crecimiento exponencial en el último año (casi de 400%) según el primer vicepresidente Miguel Díaz-Canel, algunas páginas, aplicaciones y redes sociales están bloqueadas, confirma Freedom House, una organización estadounidense que hace un reporte del servicio.

 “¿Y en México se hace?”, era la pregunta de rigor. Los asistentes recordaron situaciones como la divulgación de información íntima en perjuicio de disidentes, los memes, el troleo, el supuesto espionaje a empresarios, políticos y reporteros, así como la persecución contra periodistas “incómodos”, incluyendo el asesinato.

Así, las audiencias están interesadas pero desatentas a lo real o, peor aún, mal informadas.

Desde todo punto de vista, fue un encuentro extraordinario.

 

                                                          Desorbitado

Guardando las proporciones, en el ámbito local también se aprecia un intento de control: En Cozumel, la presidenta Perla Tun Pech ha preferido no hablar con la prensa porque, según ella, distorsiona los hechos. Ha cometido errores por falta de sensatez, por ausencia de sentido común, que es diferente. Eso no le gusta que aparezca.

El portazo a los periodistas, como no saludar a los contrincantes políticos en sesiones públicas solemnes, es cuestión de todos los días. El control a pequeña escala también cuenta entre la manipulación. Debe repensar la relación con los representantes de los medios de comunicación.

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