Las víctimas no están solas

“Rechazamos la barbarie como parte de nuestra vida cotidiana”. Esta fue una de las líneas del comunicado emitido por el Centro Integral de Atención a las Mujeres...

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“Rechazamos la barbarie como parte de nuestra vida cotidiana”. Esta fue una de las líneas del comunicado emitido por el Centro Integral de Atención a las Mujeres (CIAM Cancún, A.C.), en respuesta al ataque armado contra una de sus voluntarias, el 26 de abril.

Más allá de la tristeza y la indignación por el caso, la organización insiste en garantizar una vida libre de violencia en el estado, una idea manifestada durante 15 años, incluido el periodo gubernamental más gris en atención a la mujer (desde 2011), cuando debieron cerrar los espacios por presiones políticas y recortes presupuestales.

Pese a todo, sus operadores han sabido adaptarse a las condiciones y al contexto. Desde ese año se vieron obligados a una reestructuración ya que no podían desatender a las víctimas, crecientes en número; era impensable desechar las alianzas, que dan soporte a la política desarrollada, ni menos ignorar la multiplicación de fenómenos adversos, como la trata.

“Se decidió entonces no sólo atacar las consecuencias, sino también vigorizar la etapa preventiva. De esta manera surgen programas y se fortalecen la atención sicológica, la asesoría legal, los talleres, los cursos de verano y otras asistencias, como Club de la Paz, al que pertenecía la joven en desgracia”, cuenta Paola Feregrino, directora del Centro ubicado en la Región 103, consultada al respecto.

Tal transformación ha sido, probablemente, más efectiva. Porque actualmente, tanto la prevención de la violencia, como la investigación, la formación y la incidencia, son campos desarrollados por expertos, por lo cual prevalecen la precisión, el profesionalismo y la independencia. Se trata, pues, de un cuidado integral.

Por lo mismo, ya saben cómo dirigir a las tres que llaman en promedio cada semana pidiendo auxilio; monitorear a las 2 mil atendidas el año pasado; compartir el modelo con otras agrupaciones; acompañar los procesos legislativos; evaluar las campañas emprendidas, o gestionar fondos para funcionar íntegramente.

¿Qué falta? Feregrino sostiene que -lamentablemente- es una tarea inagotable, pero el siguiente paso es recuperar el refugio: “Nosotros tenemos la experiencia y podemos orientar, incluso, a otras asociaciones interesadas. Indudablemente, debe estar ubicado en la zona norte debido al crecimiento poblacional y los casos en aumento. Hoy, cuando se constata mayor apertura con los gobiernos municipal y estatal, puede avanzar con eficacia dicho proceso. Esperemos que así sea”.

CIAM Cancún funciona con recursos provenientes de la sociedad civil y de fundaciones nacionales e internacionales; un porcentaje mínimo, aunque indispensable, es otorgado por los gobiernos. De igual manera son vitales las donaciones, la difusión, el servicio social o los voluntariados.

Por toda su historia, y en particular por lo del párrafo anterior, se explica la indignación del Consejo Directivo (integrado por 10 y encabezado por el catedrático Pedro Moncada), de sus directivos y obviamente de sus 20 trabajadores.

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