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(Imagen: Cortesía de Leo Zilva)
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De manera completamente altruista, Leo Zilva, ha decidido dedicarle desde hace cuatro años un espacio a las mujeres sobrevivientes del cáncer de mama a quienes les regala tatuajes reconstructivos.

Este programa permite a quienes ya han recibido una prótesis, recuperar la imagen del pezón y la aureola, ayudando con ello a mejorar su confianza. 

En 2017 la entonces coordinadora del DIF de un municipio vecino de Valladolid lo invitó a realizar la labor que ya se estaba haciendo de manera mundial, y en cuanto escuchó la idea, se le hizo fabulosa.

“Vivimos en un mundo ocupados de nosotros mismos y nunca nos fijamos alrededor nuestro, de nuestro entorno y en ocasiones nos entra esa inquietud de compartir un poquito de lo nuestro y dije: bueno esto es ideal para mí”.

Fue en ese momento que pensó en no solo dejarlo en una jornada, sino crear un programa permanente y gratuito para tatuar a todas las sobrevivientes del cáncer de mama.

En los primeros tres años de instituir este programa reconstructivo solo atendió a cinco personas, pero en 2019 tras un reportaje sobre su trabajo, se dio a conocer más y la organización Guerreras Rosas, a través del DIF de Chetumal, lo contactó para tatuar.

Actualmente colabora con el DIF municipal de Benito Juárez y realizará en Cancún una jornada de tatuajes reconstructivos durante la última semana de octubre con motivo del Día Internacional contra el cáncer de Mama.

Las historias detrás de cada tatuaje reconstructivo

Cada trabajo de reconstrucción tiene una historia desgarradora detrás y escucharlas fue precisamente lo que generó que la primera sensación de Leo al comenzar esta labor sea de temor.

“Mi primera sensación que tuve fue de temor; el tomar una decisión de decir: voy hacerlo gratuito, en cualquier época del año, sin importar sus condiciones socioeconómicas, porque realmente la labor es genuina, dije, pues bueno, necesito saber si voy a poder lograrlo”

Tomó en cuenta muchos factores y se percató de que aunque atendiera a una persona al día, no afectaría su tiempo ni sus insumos.

Además, otra de las razones por las que decidió realizar esta labor fue el eco que se puede producir en los corazones de las personas para hacer algo que cambie nuestro entorno. 

Un estigma difícil de superar

Zilva habló también sobre el estigma que sienten las mujeres al perder una parte de su cuerpo que las define como tal, situación que en la mayoría de los casos les causa inseguridad, al grado de que ni siquiera con sus parejas tienen la confianza de mostrar sus cicatrices tras la extirpación.

Es por eso que como parte del proceso, Leo les explica desde el inicio el procedimiento a seguir para poder realizar el tatuaje de pezón y areola:

  • Primero les indica que no les va doler y que usara anestesia.
  • Muestra todo el material que usará al momento de tatuar.
  • Detalla que las sesiones duran entre 30 minutos a una hora.

 Durante el procedimiento platica todo lo que está haciendo y de este modo, poco a poco hace que pierdan la incomodidad y se relajen.

Leo se ha dedicado a la pintura desde muy pequeño y sus técnicas de tatuaje las ha desarrollado de manera empírica.

Sin embargo, para realizar un trabajo de excelente calidad de manera reconstructiva, tomó cursos y talleres para conocer los diferentes tipos de piel.

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