Libertad de expresión, tema pendiente

A propósito del 7 de junio, la libertad de expresión tiene innumerables seguidores pero pocos creen en ella...

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A propósito del 7 de junio, la libertad de expresión tiene innumerables seguidores pero pocos creen en ella; por lo general, en ese derecho fundamental muchas personas se ven como abogados defensores y como jueces de las de los demás. El artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice: "Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones, diversas opiniones, y difundirlas sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.

La libertad de expresión es un medio y un fin en sí mismo. Es un medio porque a través de ella se abren espacios de participación democrática, se controlan abusos de poder y se alcanza una cierta verdad colectiva. Pero además es un fin en sí mismo ya que la libertad de decir lo que se piensa es una de las más claras manifestaciones de la autonomía individual, del libre desarrollo de la personalidad.

En México –y en teoría así debería de ser– uno es libre de apoyar o criticar a quien sea, sin siquiera exigírsele un mínimo de fundamento. Desde que hay democracia nadie se ha visto impedido de decir sus creencias políticas, religiosas, filosóficas y futbolísticas. Esto debe seguir siendo así, pues es parte de la diversidad de ideas que debe existir y de la expresión de nuestra personalidad que nos es vital.

El respeto de la libertad de expresión de uno también incluye el respeto de la libertad de expresión del otro. En ese sentido, ningún comentario es incuestionable y todos, dentro de la diversidad que existe, debemos aceptar que existe la posibilidad que nuestra opinión incomode e irrite a alguien, con o sin razón. La libertad de expresión es uno los derechos fundamentales para el fortalecimiento de la democracia y el estado de derecho, ya que constituye un mecanismo para dar a conocer la opinión acerca de la realidad del país, la actuación de los gobernantes, las necesidades colectivas, generando así el debate necesario sobre los asuntos de interés general.

La Constitución de la República y diversos tratados internacionales, como la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos entre otros, reconocen expresamente que todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión así como el derecho de difundirlas por cualquier medio de expresión.

Es indispensable que los medios mantengan la más absoluta independencia, especialmente respecto al gobierno de turno, lo que permite que puedan divulgar información y a la vez formar opinión libre de cualquier tipo de censura oficial, o cualquier otro tipo de injerencia, permitiendo de esa manera que el ciudadano reciba información veraz, confiable y objetiva, libre de sesgo por los intereses de gobierno, de los dueños de los mismo e incluso de la opinión de los periodistas que se convierten en la cara visible de los medios de difusión.

Lo cierto es que actualmente las democracias dan un paso al suicidio cuando una sociedad deja a su gobierno decidir y seleccionar las ideas a las cuales van a tener acceso los ciudadanos, por ejemplo, a través de las redes sociales. Cada uno de nosotros debe definir qué quiere oír y qué no; el gobierno sólo debe garantizar, a través del Estado, diversidad y pluralidad en todos los espacios posibles, salvo excepciones. Pero también es muy cierto que frecuentemente encontramos a gente conocida que suele felicitar a los comunicadores, periodistas, reporteros y todos aquellos que hablamos y que firmamos con nuestra voz en la radio o con nuestros nombres y apellidos en la prensa escrita, a los que en televisión dan la cara para criticar lo que hay que criticar y lo hacen con valentía.

De igual forma es usual que sugieran ciertos temas complicados y que al final te digan que hagas la denuncia pero que por favor no menciones su nombre porque no quieren ser señalados como adversario del Gobierno es ahí cuando pienso que de nada sirve tener el derecho a expresarnos si no tenemos el valor para hacerlo.

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