Libros de texto y “por eso estamos como estamos”
La controversia, el debate sobre si se deben distribuir o no unos libros de texto malhechos, que a todas luces atentan contra el conocimiento...
La controversia, el debate sobre si se deben distribuir o no unos libros de texto malhechos, que a todas luces atentan contra el conocimiento, se ha mantenido en el nivel más álgido, ríspido, hasta llevarlo, como siempre, al ámbito político (rayando en lo polítiquero) a nivel nacional.
Desde los noticieros y medios impresos, hasta “La Mañanera” y las redes sociales, el tema está en el ánimo (y desánimo) de todos, y surgen –como siempre- opiniones encontradas sobre si estos “bodrios” (como le han llamado los detractores) deben o no llegar a las manos de los niños. Y no es para menos.
Debo reconocer (porque es la primera pregunta de los defensores de estos libelos) que no los he leído, sin embargo, existen evidencias gráficas de sus páginas que muestran los gravísimos errores en los que cayeron los creadores.
Y en concreto me referiré a la fecha del natalicio de Benito Juárez. Al respecto no quiero ni imaginar la reacción que habría en Venezuela si las escuelas impartieran datos erróneos de Simón Bolívar o que en Cuba se atrevieran a cambiar la historia de “El Che” Guevara o de Fidel Castro.
Entonces aquí no pude caber la displicencia, no se pueden tolerar “errorcillos”, no se puede permitir el “ahí se va”.
El asunto no es menor.
¿Cómo calificarán los maestros sus exámenes si un niño responde que Benito Juárez nació el 18 de marzo? Están impedidos a poner un tache.
O peor aún ¿Cómo calificar como incorrecta cualquier respuesta, si los primeros en equivocarse son los libros de texto? Entonces ¿El estudiante tendrá derecho a pedir la misma displicencia, exigir que se tome como un “errorcillo” y que el profesor acepte el “ahí se va” en cualquier examen y ante cualquier pregunta? ¿Eso es lo que se enseñará a partir de ahora?
¿Las escuelas y hasta autoridades del único municipio que lleva por nombre Benito Juárez seguirán conmemorando el natalicio del Benemérito de las Américas el 21 de marzo? ¿Se atreverán a contravenir lo que de alguna manera avaló el Presidente y que por ello se entregó en las manos a los menores? O de plano ¿será más fácil sacar la goma, borrarle el 21 y ponerle 18 como un decretazo y como parte de la transformación de moda…?
Más allá de fobias o fanatismos, de buscarle para atacar al régimen o defenderlo a ultranza sin fundamento alguno, éste y muchos otros errores (los defensores aseguran que “sólo” son 20), los datos duros son inequívocos, la ciencia es exacta. No hay errores ni displicencia.
Uno más uno siempre serán dos, y no por decreto se puede cambiar.
Bien por la diputada priista, Candelaria Ayuso, quien levantó la voz para pedir que estos libros no sean entregados en la entidad.
Si en verdad vamos a apoyar a las nuevas generaciones, empecemos por la buena educación, por impulsar el conocimiento y no permitir que el “ahí se va” sea parte de su cultura.
Se acabó el “por eso estamos como estamos”…