Mujeres, sin oportunidad de desarrollo laboral

Un promedio de 22 mil mujeres profesionistas, desempeñan labores secretariales con un salario que no supera los 10 mil pesos mensuales.

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A pesar de contar con licenciatura, maestría o doctorado, la mayoría que labora en dependecias gubernamentales, desempeñan labores secretariales. (Harold Alcocer/SIPSE)
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Juan Palma/SIPSE
CHETUMAL, Q.Roo.- El mapa geopolítico social de la entidad, refleja la inequidad que prevalece en cuanto al tema de las mujeres al estar limitadas a acceder a cargos públicos con poder de decisión. En el estado, según el Consejo Ciudadano de Quintana Roo, hay un promedio de 22 mil mujeres profesionistas que tienen un nivel mínimo de licenciatura y, sin embargo, desempeñan labores secretariales con un salario que no supera los 10 mil pesos mensuales.

De acuerdo con la presidenta de esta organización civil, Carmen Patricia Palma Olvera, estas estadísticas fueron obtenidas a través de un censo realizado en la entidad por el Consejo Ciudadano. 

Como resultado, en el ámbito burocrático, no hay mujeres en el poder. Las profesionistas y las que no lo son,  no tienen cargos para decidir, limitándolas en su desarrollo en el campo productivo.

Asimismo, a pesar de contar con licenciatura, maestría o doctorado, postgrados o diplomados, en la mayoría de las dependencias gubernamentales, las mujeres desempeñan labores secretariales.

Estas mujeres dijo, a pesar de haber dedicado su tiempo para concluir su profesión académica para aspirar a  acceder a un cargo importante en la administración pública estatal, solamente son designadas a realizar el trabajo de sus jefes como secretarias.

“En el escaño de poder, el hombre se lleva todas las palmas del trabajo  que hacen las mujeres profesionales, a las cuales les pagan un salario que no les alcanza para satisfacer todas las necesidades que requiere su familia”, explicó.

De hecho, el sueldo máximo a la que pueden acceder las mujeres es de aproximadamente 10 mil pesos mensuales. Si se toma en cuenta que en Quintana Roo hay un alto índice de mujeres que son padres y madres, requieren de un mayor ingreso económico para cumplir con esta obligación.

Como organización civil hizo un llamado al ejecutivo del estado, para que haga una revisión del mapa geopolítico social que tiene que ver con la mujer que va a votar en el proceso electoral y que saca el trabajo de la entidad a nivel de la burocracia y que no está ganando lo que se merece.

“Hay muchos hombres que son holgazanes que no están haciendo el trabajo pero que sí están viaticando, cobrando un buen salario, mientras las mujeres no tienen derecho a cursos para capacitarse”, reiteró.

Justamente las mujeres reciben adiestramiento en línea, es decir, a través del Internet, mientras tanto los hombres asisten a capacitarse en congresos que se llevan a cabo  en la Ciudad de México, Acapulco, entre otros estados del país.

Ahora bien, en cuanto al proceso local ordinario, los partidos políticos tampoco  están equilibrando la designación de las mujeres, otorgándoles los distritos más complicados para hacer campaña.

En la historia de los procesos electorales estatales, las mujeres siempre han sido consideradas las obreras, es decir, son quienes tienen que realizar caminatas para censar, obtener votantes, entre otras tareas, para poder posicionarse.

La mujer debe dejar de ser una “cuota”, y ser considerada como lo establece su derecho constitucional, para acceder a las mismas posibilidades políticas partiendo desde el interior de la estructura de los propios partidos políticos.

Con base en esta perspectiva, para destacar en el tema democrático, Quintana Roo requiere una restructuración en materia política, desde los partidos estableciendo una mayor equidad en el tema de las mujeres.

Precisamente sobre este asunto, la diputada y presidenta de la comisión de Equidad y Género de la XIII Legislatura Local, Yolanda Mercedes Garmendia Hernández, resaltó la importancia de continuar con la transversalización de la perspectiva de género en las leyes del Estado.

Esto, para acotar las brechas de desigualdad en los diferentes ámbitos de la vida entre mujeres y hombres, en este caso, en el ámbito económico y laboral, pues de esta manera se garantiza la igualdad de condiciones y oportunidades.

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