Claudia Olavarría/SIPSE

CANCÚN, Q. Roo.- La violencia no se negocia, se sanciona y hay herramientas para salir de ella como parte de los derechos de las mujeres a una vida libre de violencia. 

 

La violencia, una vez que entra al hogar se disemina en todas sus formas posibles y son las mujeres y niños las víctimas más frecuentes; en ocasiones esta situación se genera y se soporta por cuestiones culturales de mucho arraigo entre los mexicanos, indicó la delegada del Instituto Quintanarroense de la Mujer (IQM) en la zona norte, Míldred Ávila Vera.

 

Las costumbres se hacen leyes y están presentes en la convivencia diaria, lo que provoca encadenamiento de la libre decisión de la mujer para vivir.

 

En el IQM se trabaja en la parte de sensibilización para que las personas puedan tener una convivencia diferente de la que actualmente viven, en la que una pareja se mantenga con responsabilidades igualitarias en el hogar, sin que la balanza se incline de más en uno u otro lado.

 

Ávila Vera dijo que los trabajos de equidad de género tienen mucho que ver en la sensibilización, que permita el estudio y descifrado de la situación que engloba la sumisión de la mujer, que se volvió una especie de Ley de convivencia en la sociedad mexicana, por lo que se busca erradicar esos mitos que tiene la fémina sojuzgada en pleno siglo XXI.

 

“Comportamientos que hoy en día impiden a un importante número de mujeres tomar una libre de decisión de vida; viene de generaciones que son como una cadena que impide a la mujer empoderarse para ser ella quien decida qué hacer o no con su vida sin estar sujeta a que otros decidan por ella”, agregó.

 

Como ejemplo de la sumisión de la mujer en la actualidad, la entrevistada señaló que para muchas de ellas el casarse es sinónimo de soportar o tolerar situaciones que la degradan o molestan, porque es parte del amor, cuando hay formas diferentes de convivir y que hay derechos y responsabilidades de ambas partes en las tareas del hogar y el sostén del mismo.

 

Ávila Vera sostiene que de acuerdo con las costumbres ancestrales, el rol del hombre es de proveedor y el de la mujer de cuidadora, situación que no debe ser así puesto que deben haber acuerdos, porque para muchos los trabajos domésticos no cuentan y esa es una aportación importante de la mujer en la relación que no está remunerada y es poco reconocida.

 

El IQM, así como otras asociaciones no gubernamentales, con los apoyos y cursos que ofrecen, busca que las mujeres logren acuerdos armónicos en sus vidas para garantizar una mejor convivencia al interior del hogar, y el objetivo fundamental es reforzar los trabajos y acciones que tiene que ver con la atención psicológica y terapéutica. La violencia intrafamiliar es considerada un grave problema de salud y seguridad pública, delito poco denunciado, por lo que el gobierno federal creó el Programa de Apoyo a las Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas (Paimef), en el que financian las actividades que se desarrollan en el combate a ese mal y la autosustentabilidad de las mujeres, si es el caso. 

 

En el IQM hay abogadas y psicólogas que acompañan en todo el proceso a una víctima de violencia, situación en la que intervienen la educación para los adultos, capacitación para el autoempleo, sensibilización e impulso económico para que las mujeres puedan construir su independencia económica, todo esto son bases para que tengan herramientas que les permitan incorporarse a la vida laboral remunerada.